Caos, reconciliaciones y juzgados: así ha sido la tormentosa relación de Belén Esteban y Fran Álvarez hasta su muerte

Belén Esteban y Fran Álvarez, en Barcelona, en 2011.
Belén Esteban y Fran Álvarez, en Barcelona, en 2011.
KBCN/UMP/GTRES
Belén Esteban y Fran Álvarez, en Barcelona, en 2011.

Como no podía ser de otro modo, está desolada. Para Belén Esteban, perder a Fran Álvarez, quien fue su marido durante cinco años y aunque actualmente solo se vieran en los juzgados, sigue siendo un mazazo. Por inesperado. Por haber dejado para el futuro la reconciliación. Porque su muerte, a los 43 años, es de esos momentos que te hacen reflexionar sobre tu propia vida para siempre.

Se conocían desde la adolescencia, pero un Jesulín de Ubrique por aquí, una Andreíta por allá, no fue hasta 2006 que volvieron a encontrarse y a propagar su amor por los cuatro costados.

La princesa del pueblo lo era precisamente no porque fuese a por el príncipe, sino porque ella les convertía a ellos. Tras el torero, Esteban comenzó a salir con Óscar Lozano y tuvo un affaire con Dani DJ. Pero no fue hasta encontrar a su camarero, Fran Álvarez, que el amor se sintió como verdadero de nuevo.

Se casaron dos años después, en 2008. Ella ilusionadísima, él, cuarto y mitad de lo mismo. La boda fue el 28 de junio, en la ermita de San Antonio, en el Palacio de Negralejo. Es decir, en Madrid. Cercano para todos los amigos -en aquella época ella colaboraba en El programa de Ana Rosa e invitó al equipo al completo-. Asistieron, claro, la inmensa mayoría: alrededor de 500 invitados.

La cobertura televisiva, muy pero que muy amplia, con las cadenas privadas lanzando toda su parrilla a hablar de la boda de Belén ponían el acento en la clásica historia de amor, pero por dentro se libraba casi una lucha de clases: ningún diseñador quiso crear un modelo para la novia y tuvo que buscarlo en El Corte Inglés.

Al contrario de lo que ha sido siempre Belén Esteban, Fran Álvarez, que ya regentaba el bar familiar, prefería mantenerse en un discreto segundo plano mediático... pero no lo consiguió. Se convirtió, de hecho, en todo lo contrario: uno de los hombres más perseguidos por los paparazzis y la prensa del corazón en España.

Fue la época en la que se llenó de rumores la relación sobre la posibilidad de que tanto caos hubiese provocado la adicción a las drogas de Álvarez (se ha sabido que en el momento de su muerte "estaba cumpliendo un proceso de desintoxicación en el Proyecto Hombre", como explicó su amigo, el periodista Aurelio Manzano).

También hubo infidelidades por parte, que se supieran, del camarero, pero lo más grave sin lugar a dudas fue el alcoholismo de Álvarez, que le estaba llevando por el camino de sustancias más peligrosas y arrastrando igualmente a Belén Esteban. 

Toda esta situación provocó un derrumbe lento del amor, con cada vez más distanciamientos y división de opiniones sobre el carácter público de la relación, que era una montaña rusa de sentimientos, cada vez más abocados a una serie de pequeñas rupturas y otras tantas reconciliaciones.

Todo acabó cuando llegó el divorcio, en 2012, en un momento en el que Fran, que más tarde explicaría que tuvieron un amor tremendamente tóxico, en el que no paraban de buscar hacerse daño mutuamente, le hizo llegar a Belén Esteban los papeles. Ella misma lo dijo con estas palabras: "Ya he firmado los papeles. Es una vergüenza. Qué triste que todo haya acabado así. Ni siquiera ha tenido el detalle de llamarme para decirme que quería que firmara los papeles. No me lo merezco".

Inmediatamente Fran Álvarez ingresó de forma voluntaria en una clínica privada de Madrid para superar sus adicciones. Cuando salió ofreció una entrevista que, amén de sellar para siempre la posibilidad de reconciliación, dejó patente que su vida de casado -nunca más lo volvió a estar- fue un tormento para él.

"Cuando nos casamos los dos llegamos con nuestros problemas. Así que la responsabilidad en mi caso es mía y nunca de Belén", reconoció de sus errores el camarero, quien, sin embargo, cargó duramente contra su exesposa: "Juntos éramos una bomba de relojería, los dos teníamos un carácter muy fuerte; nuestro matrimonio estaba abocado al final desde el primer año".

Reveló que si durante aquella época él no trabajó no fue porque no quisiera, sino porque Belén Esteban se lo prohibió dado que estaba preocupada por su adicción al alcohol. "Yo no trabajaba en esa época porque ella no quería", desvelaría Álvarez.

"Ella quería mantenerme en esa jaula de oro para que yo dependiera de ella, incluso económicamente, pero había días que yo no tenía ni para coger el autobús y era mi padre quien me ayudaba", se sinceró, tras lo cual ya siempre se vieron en los juzgados.

¿La razón? La nulidad matrimonial que el año pasado se negó a darle a Belén Esteban para que esta se casase con Miguel Marcos. "No le voy a dar la nulidad a Belén. Aquella boda existió para lo bueno y lo malo, y no hay por qué borrarla", afirmó a la revista Lecturas cuando volvió a primera línea para dar su opinión.

Aquella sería una de las últimas entrevistas que daría Fran Álvarez, que fue hallado muerto este domingo por la mañana tras varios días sin que se supiera de él.

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