La Policía sospecha que los dos supuestos miembros de ETA, Unai Fano y María Lizarraga, planeaban incendiar el vehículo para borrar huellas. El registro de los dos coches robados incautados a los dos presuntos etarras detenidos este martes en el centro de Francia ha concluido sin resultados, según indicaron fuentes próximas a la investigación.

La policía sólo encontró los componentes de una bomba incendiaria sin ensamblar cuyo hallazgo en el Opel Zafira por los artificieros ya había trascendido anoche.

El otro vehículo, un Volkswagen Polo, lo habían robado la víspera de su arresto. Los dos fueron detenidos el martes por la mañana en la tienda de campaña con la que acampaban en un bosque cerca a la localidad de Trelins, después de que un vecino de la zona hubiera alertado a la policía al sorprenderse de su presencia en ese lugar.

Fano y Lizárraga, que iban armados, no opusieron resistencia en el momento de su detención. Además de sendas armas cortas, la policía les incautó varios juegos de documentos falsificados, entre ellos carnés falsificados de la Guardia Civil.

Asesor de Batasuna y ex miembro de Segi

Por el momento, se desconoce dónde residían los dos presuntos etarras. Los dos seguían este miércoles bajo custodia policial en la comisaría de Saint-Etienne, a la espera de su traslado a París con vistas a su comparecencia ante un juez antiterrorista para ser imputados.

Fano, asesor de Batasuna (30 años), estaba huido desde febrero pasado cuando el juez de la Audiencia Nacional de Madrid Baltasar Garzón emitió contra él una orden de arresto por presunta integración de una organización terrorista. Lizárraga, de 24 años, huida desde junio pasado, era una presunta ex miembro de la organización juvenil radical Segi.