Hace 20 años, en unas obras en Mérida, se halló un área funeraria del siglo I después de Cristo. En una de las tumbas se encontraron varios objetos, entre los que destacaba nada menos que un estuche de maquillaje que aún contenía restos del producto cosmético. Este hallazgo, recoge ABC, ha sido analizado por investigadores del Consorcio de Mérida, de la Universidad de Granada y el Instituto de Patrimonio Cultural de España. Los resultados del análisis se han publicado en el último número de la revista Saguntum.
La clave está en que el estuche de maquillaje estaba formado por una vieira cuyas valvas estaban selladas, de tal manera que el contenido permaneció intacto durante 20 siglos.
Así, se encontró un fragmento de hilo de plata y un conglomerado pulvurento de color rosa. Estaba formado por laca de granza, obtenida a partir del uso de alumbre frío como fijador.
La laca de granza se ha hallado en objetos egipcios, persas, griegos y romanos, así como en dos ungüentarios de la época encontrados en Zaragoza, por lo que los investigadores creen que se trata de una pauta regional.
Se usaban vieiras, según los expertos, por la referencia de sus conchas al sexo femenino, y porque por su forma eran óptimas para mezclar los productos y luego mantenerlos cubiertos.
Estos productos eran muy caros y solo las clases más pudientes podían acceder a ellos.
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