Otro fallo del juez que dejó libre a Rodríguez Menéndez enfrenta a Sara con su acosador

  • Estaba en la cárcel por acosarla y amenazarla de muerte.
  • Cuando fue puesto en libertad debería haber sido repatriado inmediatamente.
  • El juez Javier San Claudio denegó dos veces el tercer grado a una reclusa gitana que estaba muy enferma.
Sara tiene miedo y ha denunciado los hechos. (JORGE PARÍS).
Sara tiene miedo y ha denunciado los hechos. (JORGE PARÍS).
JORGE PARÍS
Sara tiene miedo y ha denunciado los hechos. (JORGE PARÍS).
Sara ha vuelto a revivir su peor pesadilla. Abdelkader Hassal, argelino de 38 años, que estaba en prisión por acosar y amenazarla de muerte, ha regresado al barrio madrileño donde vive esta abogada para volver a meterla el miedo en el cuerpo. Y es que Hassal no debería formar parte, otra vez, de uno de los capítulos más negros de la vida de Sara.

La culpa la tiene el juez de Vigilancia Penitenciaria Javier San Claudio, el mismo que concedió un permiso al letrado Emilio Rodríguez Menéndez, permiso que aprovechó para fugarse, y el mismo que denegó dos veces el tercer grado a un reclusa gitana, Carmen Borja, de 44 años, que estaba muy enferma. Murió el 28 de agosto, a pesar de que los informes médicos y la Junta de Tratamiento de la Prisión avalaban su libertad.

Lo ha dejado libre. Y él está otra vez aquí, debajo de mi casa
Hassal salió de la cárcel gallega de Texeiro el 18 de agosto tras cumplir cuatro años de prisión (de los que un año y seis meses fueron por amenazar y acosar a Sara). Inmediatamente debería haber sido repatriado, ya que
sobre él pesa una orden de expulsión, ratificada en mayo de 2005 por el Juzgado de Instrucción Penal número 6. "Pero el juez San Claudio no ha hecho bien su trabajo, ya que no se debió mirar el expediente del preso y lo ha dejado libre. Y él está otra vez aquí, debajo de mi casa", señala Sara a
20 minutos. La letrada estudia querellarse contra el juez por dejadez de funciones.

El inicio de los problemas

La letrada y Hassal se conocieron en febrero de 2003. Ella llevaba temas de extranjería y el argelino fue a su despacho para solicitar que le regulara su situación. No era posible porque ya entonces tenía vigente una orden de expulsión. Ahí empezaron los problemas.

Hassal empezó a acosar a Sara. Estaba todo el día en su portal, llamando día y noche al telefonillo. "Tuve que desconectar el portero autómatico", señala. Ensució su puerta, le robó el felpudo y luego vinieron las amenazas. "Te voy a cortar el cuello" y bajadas obscenas de pantalones se repetían sin cesar. El colmó llegó cuando un día estaba en un bar y entró Hassal y golpeó con el candado antirrobo de una moto a un amigo que estaba con ella.

Se tuvo que ir de casa

Sara tuvo que dejar su casa e irse a vivir con unos amigos un mes. A pesar de poner más de una decena de denuncias, Hassal no fue detenido hasta que le pillaron robando en el Metro. Su expediente policial recogía 19 antecedentes. Fue condenado a cuatro años en noviembre de 2004.

Ahora, la dejadez del juez San Claudio ha provocado su reencuentro con Hassal. Aunque no le hecho nada, vuelve a merodear su portal. Sara tiene miedo y lo ha denunciado. Siempre lleva consigo una alarma sonora y un spray antidefensa. Ella tiene vigente una orden de protección policial y él, una orden de alejamiento. "He vuelto a salir con temor a pasear a los perros", concluye.

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