Ocho de cada cien vecinos de La Palmilla no saben leer

Es la misma tasa que tienen Filipinas, Singapur o Tailandia, según la Unesco. 11.800 malagueños son iletrados, sólo un 0,97% menos que hace catorce años.
«Lo que más perjudica del analfabetismo es lo difícil que hace la convivencia entre los vecinos». La presidenta de la asociación Los Paraos del distrito Palma-Palmilla, Adelina Moreno, encuentra esta consecuencia social a lo que podría considerarse en principio una situación individual: no saber leer ni escribir o no haber superado el nivel básico de la enseñanza.

La tasa de analfabetismo en el barrio de La Palmilla es similar a la de países en vías de desarrollo como Filipinas, Tailandia o Singapur (ocho de cada 100), según la Fundación Ciedes y la organización para la educación de las Naciones Unidas, (Unesco).

Los datos esenciales

La Palmilla, Castañetas y García Grana...: Estos barrios son los primeros en el listado de los 20 que superan la media global de analfabetismo en el municipio. En la barriada de La Palmilla, el 7,60% de los vecinos no sabe leer ni escribir; en Castañetas-El Viso, son el 5,08%; en García Grana, el 4,96%.

11.800 analfabetos en la capital: El número de personas sin estudios se ha reducido del 3,13% (1991) al 2,26% (2003), lo que supone 0,97 puntos menos que hace 14 años.

Por distritos, Campanillas, el peor: Esta zona y  Palma-Palmilla son los distritos con mayor concentración de analfabetos, el 4,16 y el 4,08% de su población, respectivamente.

El perfil del iletrado

Personas de edad avanzada: Son la mayoría de los analfabetos de la capital, según Ciedes y la Junta. 16.000 mayores cursan estudios en centros educativos para adultos de la provincia.

«Que la montaña vaya a Mahoma»

Es parte de la solución a la falta de formación en el distrito Palma-Palmilla, según la asociación Los Paraos. «Este barrio vive en la calle y la formación ha de llevarse a los vecinos, no los vecinos a la formación», recalca Moreno. El colectivo ha pedido a las administraciones que contraten a educadores que fomenten actividades en la calle, menos formales que en las aulas, «para que la montaña vaya a Mahoma. Los que van a los centros de adultos son minoría».

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