Lukas, el chaval danés que quiso contar su vida en canciones

  • Es el líder del grupo Lukas Graham, que ha cosechado éxitos con temas como ‘Seven years’ o ‘Love someone’.
Lukas Forchhammer, cantante de la banda danesa Lukas Graham.
Lukas Forchhammer, cantante de la banda danesa Lukas Graham.
EDUARDO MÉNDEZ
Lukas Forchhammer, cantante de la banda danesa Lukas Graham.

"Ve a Christiania, mi barrio. Es como una favela. No hay Policía, luces en las calles ni coches". Recomendación apuntada. Lukas Forchhammer mezcla español e inglés en la frase. Es hijo de irlandés, pero creció en este enclave particular de Copenhague, una especie de utopía hippie fundada en 1971 y en la que hoy viven unas 1.000 personas. Allí forjó su carácter, sus dudas y fortalezas en un ambiente difícil.

Sobre lo de saber español, se debe a que vivió unos meses en Buenos Aires (Argentina). "Cuando iba a comprar comida preguntaba todo el tiempo ‘¿qué es esto?’; ‘zanahoria, cebolla, ¡ok!’". Así, además de con clases previas en el instituto, aprendió. "Cuando vengo a España me gustaría poder hablar más español, pero aquí todo el mundo habla inglés", dice a 20minutos.

Fuera de su país, en manga corta y con gorro de lana, pasa desapercibido por la calle. Sin embargo, la banda que lidera, Lukas Graham, suma varios éxitos totalmente reconocibles, a saber, Seven years, Mama said, Love someone, etc. Lo suyo es "una gran mezcla" de estilos, comenta, "crecí cantando música folk y tengo formación clásica". Le gustan Mozart, Haendel, Verdi y Tchaikovsky, pero también el rap de los 90 –Dr. Dre le marcó–, el pop y el rock and roll.

A la hora de escribir solo trata de que las canciones que concibe sean "buenas" y, al mismo tiempo, que cuenten algo sobre él. Su infancia y adolescencia, la muerte prematura de su padre en 2012 con 61 años y el nacimiento de su hija Viola, entre otras cosas, han inspirado algunos de sus temas más intensos.

"Creo que el mundo sería mejor si más gente fuera honesta sobre cómo se siente en lugar de mentirse a sí misma o a los demás", apunta. A él no le cuesta exponer sus conflictos internos, aunque sí se preocupa mucho por "sentir algo" cuando compone "para que el público pueda también sentir algo". Eso sí, reconoce que su situación personal desde hace unos cinco años es buena y que ahora escribe canciones cada vez "más felices".

Incluso Here, un homenaje navideño a su amigo William, "un gran tipo", que se suicidó en 2018. "Creo que es importante recordar en Navidad que puedes estar triste y feliz al mismo tiempo, y no pasa nada, un gran sentimiento no tiene por qué negar otro gran sentimiento", explica. "Le echamos de menos".

Lukas Forchhammer, el día de la entrevista en Madrid.
Lukas Forchhammer, el día de la entrevista en Madrid.
EDUARDO MÉNDEZ

En Christiania aprendió la importancia de no quedarse solo. "Como individuos tenemos un valor enorme, pero no somos nada sin el grupo, el colectivo", afirma. También reflexiona sobre el mundo actual: "La gente debería compartir más. Nunca antes habíamos sido tan ricos, pero al mismo tiempo hay tanta pobreza... Es un desastre".

Estuvo a punto de ser abogado; "el traje me sienta bien", ríe. "Cuando tenía doce años quería ser abogado o estrella de rock, así que estudié mucho hasta que conseguí un contrato discográfico", relata. Si no hubiera conseguido salir adelante con su propia música, tenía pensado "ayudar a otros músicos a lograrlo como abogado".

Sin embargo, lo hizo: las canciones de Lukas Graham acumulan más de 2.000 millones de reproducciones en streaming, su álbum de debut fue disco de oro y platino a nivel mundial y han logrado varias nominaciones a los Grammy. El nuevo disco de la banda, que completan Mark Falgren y Magnus Larsson, debería estar listo para final de año como mucho, dice Forchhammer. "Estaría bien".

En cuanto a una posible gira, más allá de algunas actuaciones en su país y algo en Portugal y Alemania, no tienen nada cerrado todavía. No les importa que los escenarios sean grandes estadios o pequeños locales, comenta.

El cantante hizo sus pinitos en el cine de pequeño y después ha sido actor de doblaje en filmes de animación como Toy Story –"Es muy divertido"–. También es un apasionado de la lectura: ahora está con Dostoievski y admite que tantos nombres en ruso le traen de cabeza. "Siempre estoy leyendo, novelas, historia, libros de comida…". Llega otra recomendación sobre Copenhague: el ‘estrellado’ restaurante Kadeau.

La ciudad es "pequeña, acogedora y cara" y la mejor manera de verla es andando, añade, de esta forma "puedes ver bien los bonitos edificios que tiene y entender de que es una gran ciudad realmente pequeña". Aconseja llevar un chubasquero, "porque incluso en verano puede llover de repente". La mañana de esta entrevista había unos 4 grados; a él le pareció que en Madrid hace muy buen tiempo.

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