De los 89 menores, 49 son chicos, 22 chicas y 18 son chicos con internamiento terapéutico, ya sea en régimen semiabierto, abierto o cerrado.

De ellos, y según la memoria del CIMI, durante 2018 se produjeron 19 nuevos ingresos masculinos, 14 nuevos femeninos y 8 nuevos ingresos terapéuticos; mientras que 48 menores (30 masculinos, 8 femeninos y 10 terapéuticos) continuaron con las medidas que ya venían cumpliendo.

El delito más común que motivó el internamiento de estos menores fue contra el patrimonio, es decir, el de robo, seguido por el de las lesiones, las amenazas, las coacciones y otras tipologías como contra la seguridad vial, la violencia filioparental o contra la libertad sexual.

Precisamente sobre estos últimos delitos, el centro cuenta con programas especializados como es el Abarca o el Senda, en los que se implica a las familias en el tratamiento socioeducativo para reorientar así las conductas que motivaron el ingreso en el centro. En su visita, el director general y el delegado territorial han podido conocer el desarrollo de estos programas, así como de los talleres que se ejecutan en el centro con el fin de ofrecer una formación y oportunidades laborales a los jóvenes una vez que cumplen su medida y abandonan el CIMI.

En la visita, que se enmarca dentro de una ruta por todos los centros de Andalucía, el director general ha podido conocer las instalaciones y la labor "tan importante y tan buena" que desarrolla la Fundación Diagrama al frente del centro para lograr "la recuperación de estos menores". Ontiveros ha destacado que "la reinserción del menor para darle oportunidades de futuro es la finalidad del sistema de Justicia Juvenil". "La sociedad no es consciente muchas veces de ese objetivo que guía a la Justicia Juvenil", ha concluido.