Los vecinos del número 51 de la calle José del Hierro, en el distrito madrileño de Ciudad Lineal llevaban años sin ver a Isabel Rivera, Alguno sospechaba que algo raro pasaba, porque no se la veía desde 2004, pero cuando trataban de indagar, había un hecho que les convencía de que todo iba normal: la mujer pagaba todos sus recibos: la luz, el agua, la comunidad, las derramas... Todo lo que estaba domiciliado en la cuenta donde el banco le ingresaba la pensión, informa El País. Pero la realidad era muy distinta: llevaba entre 14 y 16 años muerta en el baño de su casa.

La mujer, cuenta El País, recibió incluso hace pocos días la carta de la Oficina del Censo Electoral en la que se le informaba de la mesa en la que tenía que votar el próximo 10-N.

La Policía halló el cuerpo momificado de Isabel Rivera el pasado martes, tras el aviso de una sobrina. Los bomberos accedieron por la terraza, ya que las llaves estaban puestas por dentro. Según los investigadores, la mujer murió por causas naturales en el baño, donde se dieron las condiciones idóneas de humedad y ventilación para que el cuerpo quedara momificado.

Isabel Rivera nació en 1926 y, según El País, vivía en ese domicilio desde 1965. Vivió con su pareja, un arquitecto con dos hijos, hasta que tras la muerte de éste ella se quedó sola y se aisló de los demás. El despido del conserje de la finca fue también clave para que la desaparición pasara desapercibida.

Hace cinco años, cuando se retiraron las luces de Navidad de la calle, los operarios se dejaron un cable enganchado entre el balcón de la mujer y una farola. Una vecina dio aviso porque ello suponía que cualquiera podía entrar con facilidad a robar. Pidió a la Policía que miraran dentro de casa, porque llevaba tiempo sin saber de ella, pero tras comprobar en el buzón las facturas y que se pagaban las anteriores, decidieron no hacer nada.

Incluso la directora del banco (La Caixa) donde tenía domiciliada la pensión Isabel se acercó al edificio, intrigada por el hecho de que la mujer pagaba facturas pero sin tener gastos corrientes. No extrajo nada en claro y no volvió.

Los vecinos llegaron a acudir a Comisaría. Los agentes dieron con el teléfono de una cuñada de Isabel, que les dijo que estaba viva y en una residencia. Y no se volvió a preguntar. Antonio, otro vecino, acudió a la Junta de Distrito a expresar sus temores, pero por la ley de protección de datos tampoco le dieron información, así que la cosa quedó olvidada, hasta este martes.