Una nueva amenaza tóxica se cierne sobre las aguas del estuario del Guadalquivir

  • Los problemas en la Mina de Las Cruces hacen temer nuevos vertidos.
  • El incidente se produce tras meses de inquietud por la turbidez del río.
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Si la aparición de sedimentos y la turbidez de las aguas del Bajo Guadalquivir han dado esta primavera bastante que hablar, con pronunciamientos de la alcaldesa de Sanlúcar, Irene García , y distintos responsables de la Junta de Andalucía llamando a la calma y descartando la posibilidad de contaminación, nuevos acontecimientos vuelven a sembrar las dudas.

El hundimiento del suelo destinado a albergar los residuos peligrosos de la Mina de Las Cruces, en la provincia de Sevilla, antes de empezar a funcionar, parecen confirmar las advertencias de Ecologistas en Acción de que la mina no es viable ni segura.

Según explicaron los conservacionistas, una semana del habitual calor del verano andaluz ha producido un hundimiento de hasta diez metros de una franja de terreno de unos 500 metros de largo aproximadamente, justo en la Instalación de Estériles de Tratamiento (IET) que estaba destinada a albergar los residuos más peligrosos procedentes de la planta hidrometalúrgica, con alto contenido en metales pesados.

Todos estos incidentes demuestran, a juicio de Ecologistas en Acción, que la Mina de las Cruces "no es viable y que debe ser cerrada definitivamente".

Según explican, si un deslizamiento como éste se produce con la IET llena de residuos peligrosos provocaría un vertido tóxico al arroyo Garnacha de miles de toneladas, provocando una contaminación que llegaría finalmente al estuario del Guadalquivir.

Para la construcción de la IET se han usando como base las margas extraídas de la corta minera. Este material, conocido como margas azules del Guadalquivir, es el mismo material situado debajo de la balsa que reventó en Aznalcóllar hace ahora diez años.

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