Hay un sector para el que la crisis económica no es sinónimo de desastre, más bien al contrario: las casas de empeño. Y en la ciudad, el colectivo vive una de sus mejores épocas que, según decenas de negocios consultados por 20 minutos, ronda el 10% de ganancia con respecto a una época ‘normal’ de negocio.

Pero también asumen que en su día pensaron que «incluso llegaría a más la cosa», según José López, de Golden. El incremento de clientela es algo que aprecia a diario Lucía, del Cash Center : «Sí que lo notas, porque es un gremio que constituye un apoyo, para darle salida a mucha mercancía».

Pero el valor simbólico de algunas pertenencias sigue pesando. «Es difícil ver algo que salga de una herencia», añade. La crisis también ha atraído a las casas de empeño un perfil nuevo de cliente: el de jóvenes de entre 25 y 40 años.

Para las vacaciones

El sector tiene claro que «te puede costar más o menos desprenderte de algo, pero la hipoteca hay que pagarla al mes». Aunque, recuerda Juan Carlos, gerente de Oro y plata, «esto no es tan cosmopolita como para que se note tanto, la gente incluso vende para poder irse de vacaciones, no porque esté embargada o algo así».

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