El acusado convivió en 2004 en el mismo domicilio con una de las menores, nacida en Rumanía, y los padres de ésta, con los que el acusado tenía relación de parentesco, al ser primo del padre de la niña. Todos vivían en Antequera (Málaga).
Aprovechándose de la relación de confianza, "al menos en cinco o seis ocasiones mantuvo contactos sexuales" con ella, que tenía seis años, en la terraza de la vivienda.
Se mudaron y siguió abusando
En marzo de 2005, la familia se trasladó a otra zona del pueblo y aunque el procesado no convivía allí, "no dejó de mantener" esos contactos. Concretamente, "cada seis o siete días, el acusado la trasladaba a una casa abandonada en las afueras del pueblo donde reiteraba los contactos sexuales", momento en el que la menor ya había cumplido los siete.En las navidades de 2006, llegó a la localidad
Lo negó todo al inicio
Para la Sala, no se ha probado la existencia de violencia, pero el acusado sí se aprovechó tanto de la minoría de edad como de la relación. El Tribunal indica que las declaraciones de las dos menores son "verosímiles y creíbles", además de que persisten a lo largo del tiempo. "No tenían dudas de lo que les había obligado a hacer el acusado, dónde y cuántas veces", apunta.
A sus declaraciones se suman pruebas como restos de semen en un colchón y los informes de la psicóloga que trató a las menores. En un inicio el hombre negó los hechos y luego dijo que las menores "más o menos le habían provocado y fueron ellas las que les obligaron a que les tocase".
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