En épocas de crisis hay que agudizar el ingenio para obtener ganancias. Los gorrillas no son una excepción y se han inventado una nueva modalidad de negocio: la reventa de los tiques de parquímetro.
Con este sistema, el gorrilla se hace con los tiques que los usuarios no han agotado del todo (por ejemplo, un tique de cuatro horas de las que el usuario sólo haya consumido dos horas y media) y se lo revende a otros automovilistas para que puedan utilizar el tiempo restante, tal y como ha comprobado este diario.
Uno de los gorrillas, keniata de 29 años y que no quiso dar su nombre, explicó a 20minutos que ellos viven de "las propinas" que les da la gente "por cuidar sus coches" y aseguró que su actividad no perjudica a nadie.
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