Un total de 18 muertes por cáncer en los últimos cinco años. Y siete enfermos. La causa, según el sindicato CSI-CSIF, las «pésimas» condiciones de seguridad en las que estuvieron trabajando durante años en el antiguo centro de salud de Alcalá de Guadaíra, reconvertido ahora en centro de especialidades.

«Hasta 1989, al menos, estuvimos expuestos a la radiación porque la zona de rayos no estaba emplomada. Además, en la azotea del ambulatorio había una antena pararrayos y otra más en la cercana iglesia de San Agustín. Hemos pedido que nos hagan exámenes médicos, pero no nos han hecho caso», asegura un facultativo.

El Servicio Andaluz de Salud (SAS), por su parte, desmiente cualquier causalidad y asegura que «la incidencia del cáncer en este lugar no supera a la de cualquier otro centro de salud».

Los problemas siguen en el nuevo centro de salud en el que ahora trabajan, Don Paulino García-Donás, que da servicio a uno de los barrios más humildes de la localidad. El sindicato denuncia que hay cucarachas y mosquitos. «Yo no me atrevo a venir a trabajar con falda porque los mosquitos me acribillan a picotazos. Prefiero pasar calor», comenta una doctora.

Pasa calor porque, según CSI-CSIF, el aire acondicionado «lleva dos años estropeado. Sólo se puede disfrutar de una temperatura agradable en la zona de urgencias. En el resto, en atención primaria, el calor llega a ser agobiante. Han puesto algunos aparatos individuales en cuatro o cinco consultas nada más, y serían también necesarios en los pasillos y las salas de espera».

La visión del SAS sobre la presencia de insectos y la falta de aire acondicionado es muy diferente: «Todos los años, cuando llega la época, se desinfectan y desratizan todos los centros de salud de la provincia. Además, no es cierto que el aire acondicionado lleve dos años estropeado porque se revisan todos los años. Éste lleva 15 días estropeado y mientras lo arreglan se han distribuido por todo el centro de salud entre 10 y 15 aparatos individuales».

Un otoño pasado por agua

Una de las doctoras que trabaja en este centro de salud denuncia que «lo ocurrido con las últimas lluvias ha sido surrealista. Hemos tenido el ambulatorio lleno de cubos para recoger el agua que se filtraba desde el techo, e incluso hemos tenido que cerrar con cinta algunas zonas para evitar que pasaran los usuarios. A mi consulta llegaban muchos pacientes con manchas blancas en la ropa de los pequeños trozos de techo que se desprendían».

El SAS, sin embargo, asegura que el techo ya se ha revisado y que se ha acabado con esas pequeñas filtraciones de agua.

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