Nada especial: estando de vacaciones me encontré con Jerry Katzemberg, el productor, y me ofreció trabajar en la película. Me resultó divertido y acepté.
Ya no convivo con estrellas de cine, sino con mis seis hijos, pero no creo que sean tan arrogantes como la gente piensa. Tener mil cámaras persiguiéndote te hace cambiar, por supuesto, ¿pero cuánta gente humilde conoces? En cualquier profesión escasea la humildad.
¿Sueña con algún papel?
Estoy ansioso porque los ordenadores sigan progresando y, cuando sea un anciano, puedan ponerle mi cara a cualquier personaje. Quizá entonces consiga robarle un papel a Brad Pitt: esa será mi venganza.
Tanto en el cine como en el periodismo, o el deporte, se está perdiendo el respeto! ¡La gente ya no sabe trabajar! ¡Es el fin de la cultura! (risas). En serio, es cierto que la preparación es distinta. Ahora los actores vienen de la televisión y algunos son muy buenos, pero han recibido una formación distinta. Yo vengo del teatro, de dar clases con Strasberg. Antes que yo había actores británicos, como John Gielgud, o Lawrence Olivier, que habían representado todas las obras de Shakespeare. Tenían un repertorio fascinante, que quizá ahora no se encuentre.
Si es estadounidense trato de ver películas independientes. Antes ese tipo de historias interesaban a los grandes estudios, pero ahora sólo parecen preocupados por encontrar el próximo taquillazo. Quiero ver películas de calidad, no productos. En Europa no tienen ese problema: casi todo puede ser considerado
¿Le gusta el cine español?
Me parece muy interesante. Te diré una cosa: no hay ningún director en el mundo mejor que Pedro Almodóvar. Es alguien muy especial: un artista. Almodóvar es un poeta, al nivel de Luis Buñuel. Siempre que veo a Almodóvar le pido trabajo, pero él empieza a carcajearse y sale corriendo.
Cumplidos unos años, no me llegaban papeles interesantes: todos eran para Sean Connery o Harrison Ford. Empecé a considerar trabajos que antes habría rechazado, y eso es algo deprimente. Intenté escribir, pero me resultaba muy difícil. Dejé de cambiarme de ropa, de salir a la calle y, un día, mi mujer me dijo: "¡Llevas tres días con la misma camisa!" Ahí me di cuenta de que tenía que volver a intentarlo.
Tengo 70 años y, en todo este tiempo, lo que más ha cambiado son los medios de comunicación. Convierten a gente sin ningún mérito en famosos. Inventan héroes sólo por dinero, y eso afecta incluso a la política: el próximo presidente de Estados Unidos será el que más y mejores anuncios haga en televisión. La gente vota de la misma forma que elige una película. ¿Sabes dónde están los héroes de verdad? Son invisibles. No salen en los periódicos. Son profesores en las escuelas, trabajan en los hospitales.
¿Cómo ve a Estados Unidos?
Es el país más poderoso, el más rico, pero los estadounidenses sólo hablan un idioma: el suyo. Sólo conocen una historia, la de su país, y probablemente peor que los propios europeos. No sólo estamos perdiendo poder e influencia: estamos perdiendo el derecho a ser respetados.
BIO. Nació en 1937 en Los Ángeles. Tiene cinco hijos y está casado en segundas nupcias. Ha puesto la voz al maestro Shifu de Kung Fu Panda.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios