Las mafias de la inmigración que operan en Nouadhibou (Mauritania) han aprendido a sortear el férreo control al que es sometida esta zona de la costa subsahariana por parte del servicio de vigilancia marítima de Frontex .

Según ha podido constatar el personal de

Valiéndose de pequeñas de pequeñas embarcaciones, en las que transportan grupos no superiores a siete inmigrantes, logran confundirse con los pequeños pesqueros que transitan la zona. Superada la línea de control, y a unas 30 o 40 millas de la costa, les espera el el cayuco que, una vez que completa su pasaje, emprende la travesía hasta el archipiélago canario.

A los primeros se les conoce ya como cayuco taxi, sencillas embarcaciones locales que hacen la función de enlace entre tierra firme y la barcaza que finalmente realiza el gran viaje.

Agentes de la Guardia Civil tuvieron oportunidad de verificar estos hechos hace pocas fechas. A raíz de la intercepción de dos cayucos, cruzaron los datos de sus GPS y comprobaron que había puntos comunes en el mar donde se reunían embarcaciones grandes.

La puesta en práctica de este sistema explicaría en gran medida la masiva llegada de barcazas durante la pasada semana: ocho en apenas cinco días. En total, más de 600 personas, de las cuales cuatro fallecieron pocas horas después de alcanzar puerto y más de 80 podrían ser menores de edad.

La zona de La Guera, al norte de Mauritania, es el lugar señalado por los servicios de seguridad como el punto de salida de las últimas embarcaciones clandestinas que han arribado en Canarias. Se trata de un lugar desértico y de gran extensión, donde además la presencia de vigilancia marítima resulta esporádica.

Por ello, es intención de Frontex aumentar su presencia en la zona con un nuevo buque de procedencia holandesa. Temen las autoridades que, con la llegada del verano y el buen tiempo, se produzca un incrementado todavía mayor en la recepción de cayucos, como ya ocurrió el pasado mes de febrero.

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