El año pasado, cerca de 21.000 alicantinos de toda la provincia necesitaron ayuda alimentaria, debido a sus escasos recursos para subsistir.

Y se trata de una población que va en aumento, según el director de la asociación del Banco de Alimentos en Alicante, Juan Vicente Peral, pues en sólo un año, cerca de 2.000 personas más necesitaron esta ayuda alimenticia, un aumento del 10,5%.

Así, este rápido aumento es consecuencia de «la disminución de la actividad económica», analiza Peral, «en especial la crisis del ladrillo en la provincia», lo que aboca a más hogares a esta situación extrema de necesidad.

Al año, distribuyen unas 1.500 toneladas de alimentos entre las 175 instituciones que colaboran con ellos y éstas, a su vez, las reparten entre los más menesterosos.

Asociaciones como Pro Respeto a la Vida Humana ayudan, con paquetes quincenales o mensuales de comida, a mujeres embarazas y con niños de hasta un año de edad y en situación de exclusión social.

Se trata de mujeres «españolas e inmigrantes, legales e ilegales», explica una trabajadora social, a las que se les proporciona leche en polvo y cereales. Además, el banco les da otros alimentos, como galletas o pasta, que reparten «a partes iguales entre las familias» a las que atienden.

Desde Cruz Roja proporcionan alimentos básicos y productos no perecederos a colectivos desfavorecidos pero también a drogodependientes que viven en la calle.

Donaciones de varias empresas

La asociación Banco de Alimentos se abastece de donaciones de empresas privadas. Son productos que están a punto de caducar y no se pueden comercializar, pero que todavía están en buen estado, o simplemente tienen defectos de etiquetado.

Se los donan también a los comedores sociales y asociaciones que trabajan con ex drogodependientes, ex reclusos, refugiados, inmigrantes...

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