Se recupera de un palo de esos que da la vida, aunque está agradecido por estar vivo.

El Lebrijano, Juan para los amigos, ya puede decir que le ha devuelto

a su amigo Gabriel García Márquez el regalo que éste le hizo en forma de piropo. Y lo ha hecho con un disco titulado, como lo que le escribió el colomniano,

Cuando el Lebrijano canta, se moja el agua.

Cantaor de raza,

aunque gitano rubio y de ojos azules, ha sido pionero en casi todo, y no lo es menos ahora al ponerle música a textos tan difíciles como

El coronel no tiene quien le escriba o

La cándida Eréndida. Siente que tiene que descansar

y pasar más tiempo con su familia, pero varios proyectos le rondan ya por la cabeza...

¿Cómo está su salud?

Espero ponerme bueno prontito, sólo hace poco más de un mes que me operaron.

Gracias a Dios que pasó así, si no, hubiera sido terrible. Ha sido todo muy complicado porque he estado dos años mal, con anemia por culpa de una úlcera.

Fue la frase más bonita que pudo decirme, y yo no tengo otra cosa para darle que este disco. Le enviaré una caja de discos y seguro que me escribirá. He hecho este trabajo con mucho cariño y empeño para que sus libros estén reflejados en él.

Ahí está el

quid de la cuestión. Es prácticamente imposible, porque cuando se trata de poesía la rima está dominada. Es la primera vez que se hace, y lo que venga detrás tendrá ya una línea marcada. Además, había que darle un ambiente distinto a cada tema...

Es bonito lo que hacen. A Carmen París la conocí en Barcelona, y me parece que todos los intentos, si son honestos, están bien. La música necesita mimo, hay que quererla. Es como las mujeres, si no las mimas, se rebelan.

Están descansando. Las que a mí me han dado son menudas, al principio no me dejaban ni trabajar. Me vetaban.

Si, el Teatro el Real se abrió para el flamenco, pero eso no tiene mérito ninguno, porque la música es cultura.

En él es natural, porque es un hombre que ha hecho muchos experimentos. Sólo tengo alabanzas para él.

No, no. Lo mío es genética. Mi familia es de Ronda, por parte de mi abuela. Aunque mi madre era de Utrera y mi padre de San Fernando. Pero yo creo que por ser rubio y gitano les caigo bien a ustedes.

Me da mucha tristeza, por ejemplo, lo que ha hecho Berlusconi en Italia con los gitanos rumanos. Somos como cualquier otra persona y cualquier otra traza. En realidad, fuimos los primeros andaluces, porque en el siglo XIV sólo había judíos y gitanos allí. Lo importante es ser digno.

Habrá sorpresas, como en todas.

No quiero ponerme con ello aún, porque mi familia me dice en broma que si lo hago es porque me voy a morir. Quiero pasar primero unos meses en la playa descansando. Y tengo un par de cosas más en la cabeza. Pero lo tengo terminado y todo.

La más importante,

Cien años de Soledad. Pero me gusta mucho

El Coronel no tiene quien le escriba.

Que me trate bien, espero no meterme en ningún laberinto. Quiero pasar más tiempo con la gente que más quiero, lo necesito.

BIO. Juan Peña nació en Lebrija (Sevilla) en 1941, de ahí su nombre artístico. Tiene dos hijos, una es azafata de vuelo y el otro abogado. Tiene una “compañera” desde hace 28 años, con la que no piensa casarse, "¿para qué?". Le gusta el cine y, por supuesto, nunca se cansa de la música, escucha "hasta lo malo". Le gusta la clásica, pero también Sting o los Beatles.