«No es que lo lleve muy muy bien, pero estoy tranquila», cuenta Sara González. Acaba de terminar el Bachillerato de Ciencias de Salud en el Ecole y acude por las tardes al centro social de Campomanes, en Oviedo, para preparar la PAU.

Allí se reúne con compañeros de clase para repasar. Hacen ejercicios de Química y Matemáticas y repasan las demás asignaturas.

Sara está tranquila porque quiere estudiar Nutrición o Administración de Empresas y le basta con un 5. Además, «dicen que aprobar es fácil».

Su compañera, Teresa Comas, se decanta por Derecho y tampoco tendrá que preocuparse por las notas de corte.

«Sé que antes del examen me pondré nerviosa y tengo miedo de quedarme en blanco», asegura.

De los 25 alumnos de su clase, sólo 2 no se presentan a las pruebas de acceso a la universidad, porque no consiguieron aprobar el curso.

A Claudia, que estudió en el Aramo, se le está haciendo más cuesta arriba. «Repetí 2º de Bachillerato con dos asignaturas, así que hay cosas que tengo olvidadas y tengo la sensación de que no me da tiempo».

Y eso que echa muchas horas, hasta 8 al día, sin levantar la vista de los apuntes y con un montón de rotuladores sobre la mesa.

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