Fue un aperitivo de lo que el sábado hará en Gernika. El cantaor
Enrique Morente ofreció anoche en el
museo Reina Sofía un concierto privado para presentar su último disco,
Pablo de Málaga, un homenaje al pintor
pero en su faceta de escritor.
Sin titubear ni una sola vez,
el granadino cantó, sin "chuleta", por fandangos, bulerías, soleares y malagueñas unas letras largas y difíciles,
nacidas del talento surrealista del artista malagueño. En total, siete temas -
de 13 que incluye el álbum- durante algo más de 40 minutos.
"Aún
le estamos dando forma, perfeccionándolo", aseguró Morente, que estuvo acompañado en el baile po
r Juan Andrés Maya e Iván Vargas. El artista comenzó su actuación con
Guern-Irak, un recuerdo a Gernika y a los malagueños
ametrallados por la aviación franquista cuando huían a Motril.
"Ya les haré un mejor disco"
La Malagueña de la Campana, Compases y Silencios, Montes de Málaga, Adiós Málaga y
Autorretrato se sucedieron hasta llegar a un final inesperado, porque Morente se decidió por Lorca y su
Caretas del público, que remató por
bulerías levantándose y acompañando a sus bailaores.
"Ya les haré un mejor disco -
bromeó al dirigirse a su público-, pero no con el corazón, porque éste está dedicado al gran genio de Málaga". Este particular homenaje
cuenta con la colaboración de su hija, Estrella Morente, y
reúne a guitarristas como el Niño Josele o Pepe Habichuela.
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