En el espacio que ocupará el altar principal de la Sagrada Familia cabría todo el monumento de Colón, de 60 metros de altura. Y, precisamente desde esta misma perspectiva, los visitantes del templo podrán observar la evolución de la construcción desde dentro del propio edificio.
Será gracias a la instalación de dos nuevos ascensores que llegarán a un mirador especialmente creado para que, en un par de años, se pueda ver el crecimiento progresivo del alzado del nuevo cimborio. Un campanario que coronará el templo más famoso de Gaudí y que alcanzará 110 metros de altura, con lo que modificará también el skyline del edificio.
Por ahora ya se han cubierto el 90% de las bóvedas y se han colocado las vidrieras de colores en tres capillas del ábside principal. El próximo año se estrenará la ampliación del museo. El arquitecto jefe de la obra, Jordi Bonet, anunció ayer que en dos años el interior de la Sagrada Familia estará completamente acabado y contará con una capilla de culto fija, con capacidad para 250 fieles.
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