La ley de mediación ampliará su campo de actuación y se abre a toda clase de problemas familiares y de convivencia ciudadana. La Generalitat aprobó ayer el nuevo proyecto que entrará en vigor cuando el Parlament le dé el visto bueno. Uno de los objetivos de la ley será descongestionar los juzgados catalanes, ya que con ella se evita «judicializar» ciertos conflictos privados.
El actual texto, que fue pionero hace siete años, quedaba reducido a conflictos de pareja, mientras que con el actual se amplía a todo el derecho civil y privado. Así, los ciudadanos podrán recurrir a la mediación para solucionar problemas relacionados en el ámbito de las asociaciones y fundaciones, las comunidades de vecinos y las urbanizaciones, o aquellos enfrentamientos derivados de la coexistencia entre las diferentes culturas residentes en Catalunya.
También se podrá utilizar la mediación para resolver problemas de relación y comunicación entre padres e hijos, abuelos o nietos, cuando surjan enfrentamientos entre personas adoptadas y su familia biológica o entre ésta y los padres adoptivos.
Según aseguró ayer la consellera de Justicia, Montserrat Tura, habrá tres maneras de abrir un proceso de mediación: a petición de ambas partes, cuando lo hagan de común acuerdo; a petición de una de ellas, pero con la conformidad de la otra parte, y, una vez iniciado el proceso judicial, a petición del magistrado si las dos partes están conforme con ello.
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