Es todo nervio, aunque su imagen amable no lo revela a la primera de cambio.

Susanna Griso celebra hoy los 300 programas de

Espejo Público, el espacio matinal que

conduce a diario en Antena 3, y dice sentirse

"ilusionada" por haber llegado hasta aquí.

Aunque el número en cuestión

se alcanzó el jueves pasado, es este lunes cuando se comparta de forma especial con los espectadores

con algunas "sorpresas". Griso, siempre muy apurada con su trabajo, nos atiende

a punto de coger un avión. Eso es profesionalidad.

Felicidades por los 300 programas, ¿cómo se siente?

Muy bien, con mucha ilusión. Y siento que aún tenemos otros 300 por delante. Es un programa muy asentado y, sobre todo, hay muy bien ambiente de trabajo, que es muy importante. Además, la audiencia nos responde.

Las televisiones no tienen mucha paciencia, pero nosotros hemos trabajado desde el primer día sin presiones ni de audiencias ni de nada, con mucha libertad. Es un buen programa y estamos teniendo unos frutos muy buenos. Creo que cuando el espacio es diario, además, necesita tiempo para asentarse. Sólo así se puede crecer.

Y eso a pesar de los madrugones…

Ahora lo llevo mejor, aunque los viernes acabe apaleada. La primera temporada me quejaba mucho, porque yo antes vivía bien, me levantaba a las 9 de la mañana y tenía horario de oficinista. Ahora me levanto a las 5.30.

Teniendo niños pequeños, ¿es más difícil?

He tenido que cambiar los hábitos de casa. Llevo una vida casi monacal, eso de cenar o salir entre semana, nada. Me acuesto a la misma hora que mis hijos.

Y a esas horas de la mañana, ¿cómo es posible que Ramón Arangüena esté siempre de buen humor?

Ramón tiene eso, yo nunca le he visto enfadado, y eso que yo tengo fama de enfadarme muy poco. Y lo mismo pasa con Emilio Guillén, siempre tienen una sonrisa en la boca. La verdad es que tengo un equipo que parece sacado de un laboratorio.

¿Qué podemos ver en ese ‘espejo’ que presenta? ¿Qué cuentan allí?

La pregunta es qué no contamos (Risas). Es, en efecto, un espejo de lo que ocurre, de lo que interesa a la gente y, en definitiva, a nosotros. Comenzamos fuerte, con la tertulia política, y luego avanzamos hacia contenidos más livianos.

Hacemos una reunión a las 6.30 de la mañana, aunque los contenidos más importantes ya se han ido gestionando el día anterior, sobre todo los invitados y los directos. Entro en maquillaje a las 7.30 y luego ya me pongo delante del ordenador. Siempre voy con la lengua fuera.

¿Han preparado alguna celebración especial para el lunes?

Si, Arangüena, que como digo yo es el subsecretario de festejos, está preparando alguna sorpresa. Habrá algún vídeo, algún gazapo mío, música, etc.

¿Hasta cuándo se ve en esto de la tele?

Pues me veo haciendo lo que hago dos o tres años más, y ya vendrá alguien a recoger mi testigo. Entonces me dedicará a vivir un poco mejor (Risas). Me apetece mucho también lo de la radio…

Aún queda una eternidad pero, ¿ha pensado en qué hará cuándo se jubile?

(Risas) ¡Eres la primera que me lo pregunta! Creo que siempre estaré vinculada al periodismo. Aunque siempre se dice eso de ‘voy a montar una mercería’. Pero seguiré dando guerra en esto.

No, porque cada vez se incorporan más espectadores. La televisión se está convirtiendo cada vez más en la sustituta de la radio. La comparación con otros programas es inevitable, y en televisión lo que sí que cuentan son los porcentajes, más que los miles de espectadores.

¿Cuál es su sección favorita del programa?

Me gusta mucho la política, mi equipo suele decir que soy muy cafetera. Pero es que me encanta y la sigo con pasión. También está Jorge Cabezas, con el que hablamos de las cosas de la vida, porque no me gusta llamarlo crónica negra. Y mi momento salón es la alfombra roja, en la que casi puedo hacer de contertulia.

¿Alguna manía antes de empezar el programa?

No que yo sepa. Aunque me dicen que acostumbro a apurar demasiado, entro a plató sólo un minuto antes de comenzar…

BIO. Nació en Barcelona en 1969. Está casada y tiene dos hijos, Joan y Mireia. Empezó a trabajar en 1990 en la emisora Catalunya Ràdio. Asegura que no sale entre semana por los horarios que lleva, y que lleva una vida monacal.