Por tanto, a cada médico, que en total suman doce, le corresponde unos 2.500 pacientes, dato que se considera elevado (lo normal son unos 1.500).

Para solucionarlo, la dirección ha pedido a la Junta la contratación de uno  más, para aliviar la sobrecarga de trabajo que acumulan, ya que la plantilla actual no se ha ampliado desde que se construyó este centro, hace ya cuatro años.

Además, a todo ello hay que añadirle que unos 450 pacientes de la población son incapacitados, es decir, que estos facultativos en muchas ocasiones tienen que hacer visitas dentro del programa de atención domiciliaria.

«Con más personal tendríamos más tiempo para dedicarle al paciente. Esto se nos ha quedado pequeño», asevera la jefa de grupo, María Ángeles Martín.

Las quejas de los vecinos se centran, sin embargo, en la atención telefónica. «El teléfono no sirve para nada porque no lo cogen nunca», comenta Francisco Pérez, un paciente, sobre un centro que dispone de una línea de atención, excepto los lunes y martes, cuando hay dos.

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