Ésta es la historia de un bilbaíno de 31 años, que fue a trabajar a Dubai como montador electricista, y que terminó mes y medio en la cárcel tras ser interceptado con 7 gramos de hachís en el aeropuerto.

El pasado 26 de febrero aterrizó con otros dos compañeros en el aeropuerto del país del Golfo Pérsico. Viajó hasta allí para instalar dos máquinas en una fundición de aluminio. Un funcionario del aeropuerto receló de su estética, de su pelo largo y su piercing, y le registró, según informa hoy El Correo.

Encontró en su bolsillo siete gramos de hachís y le detuvieron. En Dubai la posesión de droga está castigada con años de cárcel. El narcotráfico acarrea pena de muerte.

"Fumo desde los 17 años y siempre he llevado para fumar allí donde he ido. No hago daño a nadie", explica el joven bilbaíno. Tras ser arrestado, fue trasladado a una prisión dubaití. Días después compareció ante un juez, que sólo se interesó por qué droga llevaba el bilbaíno. Éste explicó que sentía lo ocurrido.

El joven tuvo que pasar 45 días en prisión. Su hermana le enviaba dinero y libros a la celda desde España. No quiso decir nada a sus padres para no preocuparles. "La celda era muy cutre, nada de TV, radio, ni ejercicio físico; sólo un patio de 16x10 donde podías tomar el sol. Había cocina y duchas, pero no lavadora", describe.

Un día, sin previo aviso, los responsables del penal le soltaron y pudo volver a Bilbao.

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