Jennifer Proctor estaba de vacaciones en Mallorca. Una más de los miles de británicos que en estas fechas inundan las islas Baleares ansiosos de sol, diversión y alcohol.

Proctor, como tanto, acudió a unos de los parques acuáticos que salpican la geografía de mallorquina y vio el 'Banzai', uno de esos toboganes largos y en los que se alcanzan altas velocidades y allí que se fue.

"Las cosas empezaron a ir mal casi tan pronto como comencé a bajar por el tobogán. Antes de darme cuenta me estrellé directamente contra la piscina", declaró la estudiante de magisterio al diario británico The Sun.

"Supe de inmediato que algo estaba muy mal", añadió. "No puedo nadar, no puedo nadar", dijo que le gritó a un amigo. El resultado fueron fracturas severas en la columna y una cirugía de emergencia para colocarle unas varillas de metal y recomponer la espina dorsal.

Y tras esa intervención, aseguró, "descubrí que era cuatro pulgadas (10 centímetros) más baja".

La británica, según el rotativo inglés, ha vuelto a caminar y está a la espera de una tercera cirugía.