Vacaciones con deberes o sin ellos, ¿dónde está el límite?

Un niño enfrentándose a sus deberes.
Un niño enfrentándose a sus deberes.
GTRES
Un niño enfrentándose a sus deberes.

Paula tiene ocho años. Acaba de terminar segundo de primaria en un colegio de Madrid. Alicia, su madre, afirma que desde el centro educativo le han recomendado que realice deberes durante el período vacacional para suplir algunas carencias que los profesores han encontrado en la alumna durante el curso escolar.

La madre de Paula reconoce que ve bien que "le hayan mandado tareas para verano" con el fin de reforzar los contenidos que su hija ha dado en clase. No obstante, a pesar de estar a favor de los deberes en verano, asegura que lo primordial en las vacaciones es descansar y divertirse.

Pero, ¿es necesario realmente que los niños hagan deberes durante el verano? Veamos que dicen los expertos.

"La palabra deberes suena a obligación, y el verano a vacaciones"

Joan Gamero, vocal de Pedagogía y Escuela del Col·legi de Pedagogs de Catalunya, rechaza el término "deberes", ya que suena a obligación, mientras que el verano se relaciona con vacaciones. En consecuencia, prefiere hablar de "faenas" o "trabajos de verano".

Esta visión es diferente a la de Pedro Santamaría, coordinador del Seminario de Psicopedagogía del Colegio Oficial de Docentes de Madrid, quien habla de deberes con todas sus letras. "Desde un tejido social y empresarial, los deberes durante las vacaciones representan normas y límites a nivel comportamental, que van a ser necesarios para el niño en el universo laboral que encontrará en unos años", defiende el pedagogo.

Más allá de terminología usada para hacer referencia a los deberes en verano, Pilu Hernández, "maestra por vocación y preparadora de oposiciones por pasión", explica que independientemente del resultado que obtengan los niños al finalizar el curso, no deben tener deberes durante las vacaciones.

El hábito de trabajo

María Luisa García es profesora de Lengua Castellana y Literatura desde hace más de 45 años y recomienda a los padres que su hijos hagan algo relacionado con el colegio todos los días en verano para conseguir dos objetivos: no perder el hábito de trabajo y no olvidar lo aprendido.

En esta misma línea, Pedro Santamaría recomienda que los niños asimilen un hábito de trabajo por medio de una hora diaria de deberes en verano, que, además, "agilizaría la inteligencia lógica y fomentaría mecanismos de autocontrol en el menor".

"¿Acaso los adultos en nuestras vacaciones estamos dos horas haciendo cosas de nuestros trabajos para no perder el hábito? Padres, madres, maestros, maestras, dejemos a los niños ser niños y dejemos de crear hábitos sin sentido". Así justifica Pilu Hernández, quien se define como "maestra por vocación y preparadora de oposiciones por pasión", su posicionamiento en contra de la premisa popular que afirma que un niño perderá el hábito de estudio durante las vacaciones.

Personalizados y organizados

Los expertos destacan que, si los niños realizan deberes durante el verano, tienen que estar personalizados según las necesidades de cada uno. "No sirven de nada las típicas baterías de 50 problemas que mandan los profesores a toda la clase en junio para hacer en verano", afirma Gamero.

Además, el pedagogo explica que es fundamental temporizar el trabajo: "Si es necesario repasar las restas durante las vacaciones, no será útil hacerlo los últimos cinco días, sino durante todo el mes".

Leer y adquirir "hábitos culturales"

"Cuando los padres me preguntan qué deben hacer sus hijos en verano, siempre les digo que lean, lean y lean. Es fundamental para que afiancen la ortografía y mejoren la comprensión lectora", afirma María Luisa García.

Además, Pilu Hernández añade que deben asimilar "hábitos culturales", siempre desde sus gustos y preferencias, como leer, aprender idiomas, ir al teatro y al cine, visitar un museo, hacer deporte, etc.

Asimismo, el pedagogo Joan Gamero anima a los padres a acompañar a sus hijos en esas actividades culturales: "Mientras el niño lee, es recomendable que los padres también lo hagan, ya que son un espejo para él".

"Los juegos son necesarios para el desarrollo de los niños"

Independientemente de la presencia o no de deberes durante el verano, los expertos en educación insisten en la necesidad de que los niños jueguen. "Los juegos son necesarios para el desarrollo de los niños. Por medio de ellos, aprenden a compartir y a relacionarse con otros", expresa Gamero.

No obstante, Santamaría recuerda que los niños deben aprender a tener capacidad de sacrificio, y no dedicar todo el tiempo del día al ocio. "Si no se aprende a prescindir en muchos momentos del ocio desde la infancia, difícilmente se podrá ser competitivo en el marco empresarial en el futuro" afirma.

Los estudiantes de secundaria

Pilu Hernández reitera su tesis con los alumnos de secundaria: "Los niños que están en primero y segundo de ESO, son realmente niños de la antigua EGB. Con doce o trece años lo que se deben fomentar son hábitos culturales, no deberes en verano".

Además, añade: "Un adolescente no debe estar sentado todo el verano estudiando por no haber superado una asignatura. El cambio debe estar en el sistema educativo. Como decía un ilustre sociólogo, tenemos alumnos del siglo XXI, profesores del siglo XX y programas del XIX".

El resto de expertos sí coincide en que si un alumno de secundaria ha suspendido por no haber estudiado durante el curso académico, debe hacerlo durante el verano. En este caso, no reparan en hacer uso de la palabra deberes, como sinónimo de obligación.

"Los niños tienen que jugar en verano. Otra cosa es que un estudiante de 15 años haya suspendido Lengua Castellana y Literatura por no haber trabajado absolutamente nada", comenta la profesora María Luisa García. Además, añade que si un alumno de ESO no asimila los contenidos dados durante el curso, no podrá comprender el temario del año próximo.

Igualmente, el pedagogo Joan Gamero refuerza las palabras de la profesora de secundaria: "Existe un diferencia clara entre un niño que no aprueba una asignatura en segundo de primaria y aquel que suspende Matemáticas en tercero de ESO porque no ha estudiado. En este último caso, el adolescente tendrá que realizar verano todo el trabajo que no ha llevado a cabo desde septiembre".

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