Malos olores y plagas de insectos son dos de las desagradables consecuencias que están sufriendo los vecinos de un bloque de viviendas del distrito de Horta-Guinardó. Desde que levantaron el cadáver del propietario de uno de los pisos, en enero de 2007 y dejaron las ventanas abiertas para ventilar, nadie ha vuelto a entrar en el inmueble.
Los vecinos apuntan a que el difunto vecino acumulaba basura en el inmueble, que todavía no se ha retirado, como tampoco se han limpiado las defecaciones del perro del fallecido ni los alimentos y demás materia orgánica. «Es tan sencillo arreglarlo... Sólo hay que abrir y limpiar», expone el vecino contiguo al piso vacío, Lluís Martí. «Estamos dispuestos a pagar la limpieza», sentencia deseperado.
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