La iglesia parroquial de Bàscara tendrá antes del verano un nuevo retablo en el presbiterio que conjugará la tradición con la modernidad gracias a una hábil combinación del hierro y el vidrio al servicio de la simbología religiosa.

El pintor y escultor ampurdanés Josep Ministral ha sido el encargado de diseñar lo que ha llamdo “El Cristo del Fluvià”, un retablo de 8x8 metros que, a partir de una estructura de hierro como base, consta de un total de 47 vitrales de gran formato y vistosa coloración fabricados a través de la antiquísima técnica de la fusina.

El taller del maestro vidriero David Gibernau, en Mataró (Barcelona), ha sido el escogido para desarrollar esta técnica –ya utilizada por los antiguos egipcios- y hacer posible que se pueda aplicar en vidrios de estas dimensiones.

“Este ha estado uno de los retos más importantes a afrontar”, ha reconocido Gibernau. Y también contabilizar dos vidrios que, en teoría, no se podían unir. Y esto se ha conseguido a base de unas cocciones muy lentas, triplicando el tiempo normal de fabricación del vidrio”, ha explicado el maestro vidriero del Maresme.

La fusión de dos vidrios ha sido necesaria debido a la amplia paleta de colores –una veintena larga- que Ministral ha utilizado en su “Crist del Fluvià”.

Según el pintor, la idea del retablo surgió de una pintura mural en el ábside de la iglesia de Llers (Alt Empordà). “Allí, el alcalde de Bàscara me habló del antiguo retablo de la parroquia, que se quemó en el año 1939, y de la necesidad de hacer uno de nuevo”, ha recordado Ministral. “Pensamos que no se podía repetir el retablo antiguo al estilo barroco sino que hacía falta crear uno de

A la hora de diseñarlo, el artista ha tenido en cuenta varios condicionantes como la excesiva profundidad del presbiterio de la iglesia de Bàscara, de forma poligonal, o el contenido del desaparecido retablo, con la ventaja que la iconografía no se refería exclusivamente a la Eucaristía.

El centro del retablo está ocupado en su conjunto por un Cristo en Majestad, con la mano derecha bendice y la mano izquierda transfigurada en paloma, símbolo del Espíritu Santo. Arriba está la Santísima Trinidad y en las paredes laterales los cuatro evangelistas. Finalmente aparece también el emblema de la Trinidad.

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