Darío Villalba: el artista que 'encapsuló' el alma humana

  • La Sala Alcalá 31 reúne en una exposición una veintena de sus famosos encapsulados.
  • La exposición forma parte de la Sección Oficial del festival PHotoEspaña.
  • Fue Premio Nacional de Artes Plásticas en 1983 y Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2003.
Vista de la exposición dedicada a Darío Villalba en Sala Alcalá 31. Foto Guillermo Gumiel
Vista de la exposición dedicada a Darío Villalba en Sala Alcalá 31. Foto Guillermo Gumiel
GUILLERMO GUMIEL
Vista de la exposición dedicada a Darío Villalba en Sala Alcalá 31. Foto Guillermo Gumiel

Hace algo menos de un año, cuando Darío Villalba (San Sebastián, 1939 - Madrid, 2018) fallecía, la crítica de arte Bea Espejo lo definía como un artista que "tuvo la virtud de estar tres pasos por delante de su tiempo". Curiosamente, no solo fue pionero en el terreno plástico.

Muy pocos recuerdan ya que él fue el primer patinador artístico español en unos Juegos Olímpicos de Invierno. Ocurrió en 1956, en Cortina d'Ampezzo Italia), cuando contaba con apenas 16 años y acabó en el puesto 14 de 16 participantes. A día de hoy sigue siendo la mejor clasificación española, un hito que solo volvería a emular Javier Fernández en 2010.

Poco después de su experiencia olímpica, Villalba cambiaba las cuchillas de los patines por su otra gran pasión: la pintura. Y en esta disciplina artística también sería un precursor. A los 18 inauguraba su primera exposición en la Sala Alfil de Madrid, con 20 ya era poseedor de un lenguaje personalísimo que respondía más a intereses metafísicos que al imperante arte pop de la década de los 60. El propio Andy Warhol definió su trabajo como "pop del alma". Con 21 conseguía el reconocimiento internacional gracias a su participación en la XXXV Bienal de Venecia de 1970.

Allí deslumbró con los llamados encapsulados o crisálidas, objetos ambiguos a medio camino entre la fotografía y la pintura. Sin darse cuenta, Darío abriría camino a una práctica hoy común entre tantos artistas, a través del apropiacionismo fotográfico y la utilización pictórica de este medio. Él mismo los definiría como "juguetes patológicos para adultos" y sobre ellos giraría el grueso de su obra hasta su muerte.

Aquellos primeros encapsulados eran obras espaciales móviles, en color rosa. Tras ellos, llegaría una segunda serie mucho más oscura - que obtendrían el Gran Premio en la Bienal de Sao Paulo en 1973-, donde desaparece el color para priorizar el negro, y que muestra con crudeza imágenes de personas con enfermedad mental, vagabundos, prisioneros... para "narrar lo inenarrable", señala la comisaria Maria Luisa Martín de Argila. "Retratando la condición humana a través de temas muy hondos, como la piedad, la gracia, la noche oscura o la redención".

Ella ha sido la encargada de poner en marcha Pop soul. Encapsulados & Otros, la muestra que rinde un merecido homenaje al artista en la Sala Alcalá 31 hasta el 28 de julio y que forma parte de la Sección Oficial de la nueva edición del festival internacional de fotografía PHotoEspaña. "Esta es la exposición que soñaba" indica Martín de Argila, que cerró con el autor la selección de obras de esta exposición justo dos semanas antes de morir.

En total, Pop Soul muestra nueve encapsulados rosas y doce en blanco y negro, además de varias piezas ligadas a a un tema que fascinaba al autor: la piel. "El ser humano tiene dos pieles: una la de siempre, otra su invento, su industria, su propio tejer", solía decir. A ellos se suman los denominados emblemas, que Villalba consideraba como sus señas de identidad.

Un viaje al lado más oscuro del alma humana, que le obsesionó y al que dedicó 50 años de su vida, y que dieron como resultado estos y otros muchos trabajos de los que el crítico de arte Pierre Restany dijo producían "un escalofrío en la médula".

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