Varios pacientes del Hospital del Henares se amotinaron ayer por la tarde en el servicio de urgencias después de esperar cinco y hasta seis horas en ser atendidos. Así lo contó hoy María José, una vecina de Coslada, que acudió con su madre a las 13.00 horas sin ser atendida hasta las 18.00 horas.

María José aseguró además que denunciará al Hospital del Henares por el trato recibido. "Pensaba poner ayer la denuncia, pero salimos tan tarde del Hospital que tendré que ir esta tarde, pero pienso poner la denuncia, aunque sea para hacer ruido y que esto no vuelva a pasar", indicó.

Según relató María José, todo comenzó a las 13.00 horas, cuando su madre, de 80 años de edad, sufrió un mareo en la calle y fue trasladada en ambulancia al Hospital del Henares, donde permaneció sentada en una silla de ruedas en la sala de espera de Urgencias "sin oxígeno, que ella necesita, y sin que le dieran nada de comer" hasta las 18.00 horas, cuando los pacientes decidieron llamar a la policía para que fueran atendidos.

"Después de cinco horas sin que nadie nos hiciese ni caso les pedí las hojas de reclamaciones, pero me dijeron que no tenían oficiales, que sólo tenían fotocopias, y entonces pedí hablar con algún responsable, pero me dijeron que no querían bajar", explicó María José. "Como no me hacían caso llamé a la policía y en cuanto llegó comenzó la agitación, porque todos empezaron a moverse y bajó hasta un señor de traje, me imagino que un responsable, pero no quiso hablar conmigo.

Entonces apareció un enfermero para darme explicaciones y ya comenzó el lío porque todo el mundo empezó a protestar porque había mucha gente que llevaba allí desde la una del medio día", afirmó. Agentes del Cuerpo Nacional de Policía tuvieron que calmar los ánimos en las Urgencias del Hospital del Henares, pero sólo se volvió a la normalidad a medida que los pacientes que llevaban horas esperando empezaron a ser atendidos.

Entre esos pacientes se encontraba, por ejemplo, una mujer a la que tuvieron que dejar ingresada tras esperar seis horas para ser atendida o el de una joven con un problema en la vista a la que, tras cinco horas de espera, tuvieron que mandar a su casa porque no había ningún oftalmólogo de servicio.