Ella lo sabía, pero nosotros no. Cuando Isabel Pantoja firmó su contrato multimillonario con Mediaset y se subió al avión rumbo a Honduras para su odisea personal en Supervivientes conocía que, amén de su finca cantora, también están en peligro de embargo sus dos áticos en Fuengirola, Málaga.

Destapado por Vanitatis, se descubre ahora que ella nunca llegó a vender aquellos dos inmuebles más una plaza de garaje que adquirió en el año 2000 como en su momento parte de la prensa informó, sino que actualmente siguen forman parte de su patrimonio y, como tal, amenazado por la cuantía de sus deudas con Hacienda.

Ambos áticos en primera línea más la plaza de aparcamiento en la urbanización en la que se encuentran, añade el medio en relación a los documentos a los que ha tenido acceso, están a nombre de Pantomar S.L., la empresa de la que Isabel Pantoja es administradora única.

Son dos apartamentos muy similares, de 94 metros cuadrados cada uno (de los que la terraza, descubierta, ocupa 23 metros cuadrados) y que poseen hasta tres dormitorios y dos cuartos de baño cada uno.

Por tanto, casi el sueldo íntegro de su estancia en la isla más sus posteriores programas con Telecinco irán a parar al fisco, pues si ya de por sí se pensaba que estaba con el agua al cuello, lo cierto es que la tonadillera debe bastante más de lo imaginado a la Agencia Tributaria.

Hay que recordar que Isabel Pantoja compró ambos áticos solicitando una hipoteca a 20 años (finaliza el 4 de agosto del año que viene) de 450.000 euros, a lo que sumar los intereses.

Es decir, que Cantora, aunque sigue siendo el principal quebradero de cabeza de la artista, no es lo único en lo que tiene que pensar, pues sus deudas contraídas han hecho que ambos inmuebles posean desde el 10 de abril de 2018 un embargo a favor de la Agencia Tributaria de 63.763,43 euros (54.736,23 euros de montante principal más los susodichos interesas y costas varias).

Antes de ir a Honduras a concursar en Supervivientes y tener sus más y sus menos con sus compañeros de playa, Isabel Pantoja pudo negociar una prórroga y frenar la subasta pública, puesto que, como ya ocurrió con Cantora, el Registró de la Propiedad, en este caso de Fuengirola, expidió el pasado año.