Un accidente a los 18 años dejó tetrapléjico al argentino Sergio Ivanier hace veinte años. Ocurrió en el Club Náutico Hacoaj, en el Tigre (Argentina), cuando al caer a un río sufrió un golpe que le partió las cervicales.

Vive solo en una casa, que diseñó su padre, de una sola planta, sin barreras, con aberturas amplias y que facilita el trabajo al enfermero que todas las mañanas va a lavarlo, vestirlo y darle el desayuno.

Sergio sólo puede mover la cabeza y, con gran dificultad, sus brazos, así que decidió desarrollar, junto a un grupo de ingenieros, una solución que le permitiese afrontar más fácilmente su discapacidad en su casa: un sistema informático de reconocimiento de voz.

"A trabajar", ordena por el micrófono del salón o por el del dormitorio. Y así abre y cierra puertas, enciende y apaga luces, el televisor y el equipo de música, sube y baja el respaldo de su cama.

Gracias a un programa similar, Sergio también controla su ordenador como si pudiese usar las manos. Fue así como escribió su libro 20 años después. Una historia de vida, en el que cuenta su historia.

Por si fuera poco, Sergio está a cargo de la administración de la empresa familiar, una fábrica de ropa femenina y hebillas para cinturones, y es entrenador de un equipo de fútbol. Todo un ejemplo de cómo superar la adversidad.