La mayoría de parejas que se decidieron ayer a legalizar su situación estaban formadas por lesbianas. Es el caso de Yolanda y Vesna, que fueron las primeras en pedir hora para casarse en el Registre Civil. Hace más de dos años que son pareja y se fueron a vivir juntas a los diez días de conocerse.

 

Hora para el próximo año

 

Les han dado fecha para enero de 2006. Según cuentan, se decidieron a legalizar su situación por amor, para facilitar el permiso de residencia a Vesna, que es serbomontenegrina, y por militancia. La otra pareja que ayer inició los tramites la forman  hombres. En Sant Cugat, también dos homosexuales iniciaron los trámites para casarse a finales de octubre.

 

Las 12 parejas restantes recogieron el formulario y el listado de documentos necesarios, y volverán en los próximos días para poder iniciar los trámites de matrimonio, que son los mismos que siguen las parejas heterosexuales.

 

En el primer día laborable para legalizar su situación matrimonial, tres parejas iniciaron los trámites en Madrid para casarse y cuarenta se acercaron al registro civil de la capital para informarse (35 parejas eran formadas por hombres y cinco por mujeres). En Valencia, dos parejas iniciaron trámites y dos más fueron al registro a informarse, mientras que ningún homosexual malagueño se acercó al Registro Civil.

 

 

El cardenal de Madrid, Rouco Varela, criticó ayer ante el Papa que la sociedad española sea tentada por unas propuestas de vida secularistas. Refiriéndose a la reciente legislación sobre el matrimonio, Varela también afirmó que «no sólo se niega la fe, sino también la misma razón humana». El Papa, que recibió ayer a unos 1.400 madrileños, no hizo referencia a la ley pero les animó a mostrar a la sociedad el mensaje de Cristo sobre el sentido de la família. Por otra parte, el presidente del Consejo General del Poder Judicial, Francisco José Hernando, recalcó que los jueces y los magistrados no pueden alegar objeción de conciencia ante los matrimonios entre homosexuales ya que deben aplicar la ley «nos guste o no».