El jardinero espontáneo que ha hecho florecer Malasaña con macetas de pantalones y zapatos

  • Estas creaciones han conseguido que el barrio sea ahora "un poquito más pueblo"
  • J. P., un vecino de la zona, es el responsable de esta pequeña, aunque no discreta, renaturalización.
Dos pares de 'zapatos-macetas' ubicados en la calle del Pez de Malasaña.
Dos pares de 'zapatos-macetas' ubicados en la calle del Pez de Malasaña.
JORGE PARÍS
Dos pares de 'zapatos-macetas' ubicados en la calle del Pez de Malasaña.

En el barrio Malasaña, hace cosa de un año, comenzaron a aparecer unas enigmáticas "piernas" que no dejan indiferente ni al más despistado de los transeúntes. De sus cinturas brotan plantas. Sí, plantas. Están de pie, generalmente amarradas a las farolas, y tienen vida propia: algunas simulan que caminan; otras están de forzado perfil, como si las hubiesen sacado de un mural egipcio; y las más atrevidas hasta se cruzan de piernas en posición chulesca. También tienen estilo propio. Las hay que visten vaqueros y tacones o pantalones hippies y bambas. Pero eso no es todo. También han emergido zapatos de las paredes. Y no, no los calzan pies. Los calzan flores.

Los zapatos y los pantalones cuentan con sistema de autorriego: unas mechas que conectan la tierra con una botellita de agua.
Los zapatos y los pantalones cuentan con sistema de autorriego: unas mechas que conectan la tierra con una botellita de agua.

Este singular jardín que ha llenado de color uno de los barrios más populares de Madrid es obra de un vecino de la zona que veía cómo los alcorques (los agujeros de tierra que rodean los árboles en la ciudad, habitualmente cuadrados) se habían convertido en "cubos de basura". Mientras camina por la calle del Pez con su perra Alaska, su fiel compañera, J.P. -que ha preferido mantener el anonimato para no robarle protagonismo a las plantas- cuenta a 20minutos cómo se forjó esta historia.

J.P. regando el mural de 'zapatos-maceta' junto a su perra Alaska.
J.P. regando el mural de 'zapatos-maceta' junto a su perra Alaska.

J.P. regando los 'zapatos-maceta' junto con su perra Alaska. JORGE PARÍS

Las estrellas del relato, que en realidad fueron las últimas en aparecer en escena, son los zapatos y los pantalones. Con ellos, J.P. ha conseguido que esta zona, a pocos pasos de la concurridísima Gran Vía, "sea un poquito más pueblo". "La vida de barrio se ha ido perdiendo en Malasaña, y es una pena porque era bonito. Pero ahora, con esto, estoy disfrutando de la gente porque viene, te pregunta, habla contigo... ¡Hasta los turistas!". Pero hay que remontarse unos cuantos años atrás para situarse en el verdadero comienzo de esta aventura: plaza de la Luna, 2007.

En ese enclave y en ese tiempo, dos empresas (Agroforest y Semar) instalaron un jardín vertical de 240 metros cuadrados, o lo que es lo mismo, cubrieron toda una pared de un edificio con plantas cultivadas en horizontal, similar a la del CaixaForum de Madrid. El problema es que el proyecto no prosperó y en 2018 acabaron tapando el muro con un gran cartel publicitario. Un par de años antes de que eso ocurriera, J.P. pidió al Ayuntamiento de Madrid que solucionase la situación, pero le argumentaron que, debido a un problema de humedades, no era posible.

El segundo capítulo transcurre no tan lejos de la actualidad, en 2017, cuando un grupo de jóvenes subvencionados por el Consistorio ajardinaron 20 alcorques del barrio, dos de ellos en la calle del Pez. Pero también se echaron a perder, esta vez -paradójicamente- por falta de riego. J.P., un año después, hizo un reportaje sobre la situación y lo envió al Ayuntamiento. Al no recibir respuesta, se puso él mismo manos a la obra.

El estado de los alcorques de Malasaña antes de la intervención de J.P.
El estado de los alcorques de Malasaña antes de la intervención de J.P.

El estado de los alcorques de Malasaña antes de la intervención de J.P. CEDIDA

Así fue como arrancó esta pequeña -aunque no discreta- renaturalización que vive Malasaña. Judías verdes, lirios, berzas, romero y césped nacen en un entorno que, pese a los esfuerzos, no verá crecer tomates. "El año pasado los planté y dieron flor, pero no fruto. ¿Sabes por qué? Porque sin polinización no pueden, y los insectos se llevan muy mal con la contaminación".

Ahora los vecinos, ya familiarizados con estos 'centauros' mitad pantalón mitad planta, han comenzado a colaborar. "Esta mañana, cuando he venido a regar los zapatos, he visto que alguien había regado ya algunos. Cuando la gente se da cuenta de que esto no es una tontería de un día, empieza a ayudar". Muchos de los malasañeros también hacen de proveedores: dejan a J.P. pantalones y zapatos. "Uno de País Vasco que pasó por aquí me propuso traerme pantalones de Bilbao y me mandó una caja con ocho de preciosos de colores". El Ayuntamiento también se ha animado a mandar material. "Me da algunas plantas pequeñas. Se las pido a través del Centro Cultural y ya me las han dado varias veces".

Una familia de 'pantalones-maceta' en la calle del Pez.
Una familia de 'pantalones-maceta' en la calle del Pez.

Una familia de 'pantalones-maceta' en la calle del Pez. JORGE PARÍS

Pero... ¿cómo se le ocurrió a J.P. comenzar a 'sembrar' estas prendas? "La idea de los pantalones surgió por casualidad, probando a meter cosas en ellos hasta que vi que se quedaban de pie. Los zapatos fue porque una señora me dijo que en el Camino de Santiago había visto un 'zapato-maceta' y decidí intentarlo". Algunas personas piensan que estas obras son un gesto de protesta, pero no. "Tienes dos opciones: tener las macetas en tu casa, para ti, o en la calle, para todos. La idea es compartir las plantas con los vecinos, con la gente. Así las disfrutas más".

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