Hace años que usar madera en decoración de paredes y techos dejó de ser rentable, por el alto precio de la materia prima y de la mano de obra. Pero los que quieran dar un efecto rústico a sus casas por la mitad del precio están de enhorabuena. Una empresa murciana, Duralmond, crea revestimientos de paredes y techos elaborados con cáscara de almendra.

«Usamos cáscara de almendra triturada que se mezcla con resinas sintéticas. Luego las vertimos en moldes y el resultado, una pasta viscosa que llamamos duralmond, coge las texturas que queramos: cuero, bambú o madera», explica José María Garrido, director de Exportación de la compañía.

Aguanta lo que venga

El duralmond es un material muy resistente, flexible y ligero (cada panel pesa aproximadamente dos kilogramos), aguanta bien las inclemencias del tiempo y todos los productos de limpieza. Además, es ecológico, ya que es biodegradable y reciclable. Por otro lado, permite evitar la tala de árboles.

Tal es su manejabilidad que en los comienzos de la empresa creaban hasta muebles como sillas, cunas, mesas o lavabos, si bien desde hace tres años se dedican en exclusiva a fabricar revestimientos de techos y paredes.

La materia prima, resina de cáscara de almendras, la reciben de un laboratorio de Murcia. En Duralmond la mezclan con otros productos para obtener su material.

Estas paredes y techos de cáscara de almendra se exportan desde Murcia a Holanda, Reino Unido, Turquía, Italia o Francia.

Duralmond también confecciona revestimientos a medida.«Normalmente trabajamos para estudios de decoración, arquitectos o promotores. No es habitual que vengan particulares», asegura José María Garrido.

La originalidad de la propuesta de la empresa Duralmond fue reconocida el año pasado cuando el Instituto de Fomento de la Región de Murcia (el INFO) les dio el Premio a la Innovación Tecnológica 2007 en la Modalidad de Diseño.

Sillas de tablao flamenco

La Feria del Mueble de Yecla, que se celebró la semana pasada en la Región, acogió las últimas tendencias del sector, como por ejemplo, una silla, presentada por la firma valenciana Sanserif, que también es cajón flamenco.

Consiste en una caja de madera con tapa fina por delante y un agujero detrás. La estructura de madera se asienta sobre una plancha de aluminio que hace las veces de respaldo. El asiento está a una altura de 45 centímetros, lo normal en una silla, y la base del cajón es un cuadrado de 30 por 30 centímetros. Ideal para los amantes del flamenco.