Como hago tradicionalmente, pasaré unos días en el Pirineo, con mi familia, y luego haré la ruta de los castillos cátaros, en el centro y el sur de Francia. Es una zona en la que se compagina la naturaleza con la historia. Se suceden grandes formaciones calizas, rotas por espectaculares cañones, con el legado que nos han dejado los Cátaros. Alby, Rocamadour o Cordes-sur-Ciel son buenos ejemplos de esta combinación.

¿Cuál ha sido hasta ahora su mejor verano?

El del año 99. Aunque me quedé sin vacaciones, en el mes de agosto de ese año accedí a la presidencia del Gobierno de Aragón, quizás la mayor satisfacción que puede tener un aragonés que se dedica a la actividad política.

¿De las fiestas de qué pueblo guarda un recuerdo imborrable?

De las fiestas de Bonansa, las de mi pueblo. Son unas fiestas pequeñas, pero muy entrañables, en las que compartes con la gente más próxima y querida esas fechas.

¿Se ha quedado alguna vez sin vacaciones?

Sí, en bastantes ocasiones. La actividad política es, muchas veces, impredecible, y sobre todo, los años electorales obligan a no parar.

¿Qué se puede hacer en Zaragoza de fiesta?

Es una ciudad magnífica para pasear. Disfrutar de los paseos, los parques y los veladores o visitar numerosos rincones de la ciudad que creo que son poco conocidos por los zaragozanos. Una de las cosas que más gratamente me sorprendió de Zaragoza cuando vine es lo que le gusta a la gente salir a la calle. Hay pocas ciudades con esa actividad.

Díganos una escapada corta para recomendar a los lectores. El Matarranya, en Teruel, y cualquier valle del Pirineo.

¿Nos recomienda un viaje?

De España recomendaría visitar Doñana y el Valle del Jerte, en primavera. Y en Europa, me parece un lugar lleno de encantos Praga.

Bio

Presidente del gobierno de Aragón. Nació en Bonansa (Huesca), en 1951. Casado y con dos hijos, lleva una larga carrera política, que inició como alcalde de su pueblo, hasta liderar el PSOE aragonés y presidir la DGA.