Todo el que pasa por allí se da cuenta en el momento. En una calle tan estrecha como la de
la Vicaría, en pleno barrio de Cimadevilla,
una casa ‘sobresale' de entre el resto. Tiene una forma peculiar, abombada hacia afuera,
como si fuera una barriga y lleva años extrañando y fascinando tanto a gijoneses como a visitantes.
Pese a que en el bajo de esta casa María Josefa regenta un pequeño negocio de ropa y mercería, el resto del inmueble está deshabitado. Nació y vivió ahí gran parte de su vida, pero hace tiempo que la casa está vacía, sólo ocupada por varios soportes que evitan que el edificio se abombe más todavía.
Tanto María Josefa como sus vecinos y clientes están absolutamente tranquilos en su tienda. No cree que el techo se vaya a desplomar, pese las grietas que se han ido formado. «La casa lleva más de 30 años con esta forma y siempre ha seguido en pie, todo el mundo en el barrio la conoce así. No me parece que se vaya a caer, por lo menos en un plazo corto de tiempo», bromea.
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