Más desierto, agua tóxica y extinciones amenazan al ser humano

Vista de Oviedo.
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EFE
Vista de Oviedo.

La ONU pone al mundo sobre aviso. "Es necesario adoptar medidas urgentes a una escala sin precedentes para proteger la salud humana y ambiental". Este es el demoledor aviso que se extrae del informe GEO 6, Perspectivas del medio ambiente mundial, publicado ayer por Naciones Unidas. El foco, además, se coloca sobre la clase política, que debe adoptar, según el documento, decisiones más ambiciosas y eficaces.

La ONU cree imperioso reducir la degradación de la tierra, la pérdida de la diversidad, la contaminación del aire, la tierra y el agua y mitigar los efectos de un cambio climático que está causando estragos en el presente y seguirá haciéndolo en el futuro. La situación en muchos aspectos resulta prácticamente irreversible, con efectos a nivel ambiental y humanitario.

Estos son algunos de los principales problemas que se plantean:

Muertes prematuras

El cambio climático hace que las poblaciones estén cada vez más expuestas a sustancias tóxicas alojadas en el aire. Esto provoca que la contaminación sea la causa de entre seis y siete millones de muertes prematuras a nivel mundial, tal como se recoge en el informe.

Además, la temperatura de la Tierra se dispara. "Desde 1880 la temperatura media de la superficie mundial ha aumentado entre 0,8 y 1,2 grados aproximadamente", esgrimen desde Naciones Unidas. Tanto es así que en la última década se han dado ocho de los diez años más cálidos de la historia.

Esta deriva conduce a los estados a incumplir lo recogido en el Acuerdo de París. La ONU, eso sí, reconoce las políticas desarrolladas por algunas regiones. Entre 1998 y 2010 se aprobaron un total de 1.500 leyes y políticas en todo el mundo, pero sus efectos han sido insuficientes.

Plásticos en el mar

La basura marina es otro de los grandes problemas. El 75% de los residuos en los océanos son plásticos. Las estimaciones marcan que en las costas se acumulan un total de ocho toneladas de basura al año, de las cuales el 80% procede de fuentes terrestres.

Esto, por otro lado, tiene elevados costes económicos: se calcula que los daños a la pesca ascienden a 63 millones anuales, mientras que la limpieza cuesta, también al año, 650 millones. Según la ONU esta cifra va en aumento. Hay que tener en cuenta también el calor crónico de las aguas, que está devastando ecosistemas como los arrecifes de coral. Este calentamiento afecta ya al 70% de estas superficies.

Especies en extinción

Las tasas de extinción de especies están disminuyendo. En la actualidad, se considera que el 42% de los invertebrados terrestres, el 34% de los invertebrados de agua dulce y el 25% de los invertebrados marinos se encuentran en peligro.

A nivel más general, el 71% de los ecosistemas se han visto dañados. De nuevo, hay una relación directa con la supervivencia humana: los medios de subsistencia del 70% de las personas que viven en situación de pobreza dependen de los recursos naturales.

Alta desertificación

4.000 millones de personas vivirán en zonas desertificadas en el año 2050. De hecho, en la actualidad el 29% de las tierras están en peligro de degradación, y en ellas habitan en torno a 3.200 millones de personas.

La deforestación se ha ralentizado, pero sigue avanzando en todo el mundo. Además, aunque muchos países están adoptando medidas para incrementar su cubierta forestal, lo están logrando por medio de plantaciones y de la reforestación. Esto provoca que quizás no se aporte la misma variedad que presentan los bosques naturales.

Y es que la agricultura y la ganadería son también importantes. La obtención de alimentos utiliza el 50% de la tierra habitable. De cara a 2050, en el mundo habrá 10.000 millones de personas, según estima el informe, por lo que habrá que aumentar en un 50% la producción alimentaria.

Las funciones del suelo se han visto también dañadas por las aglomeraciones humanas, que han crecido sin freno desde 1975. En 2015 representaban el 7,6% de la superficie terrestre mundial.

Peor calidad del agua

El acceso al agua saneada correctamente sigue siendo una dificultad añadida para muchas sociedades. Hay 2.300 millones de personas siguen sin tener agua potable. La calidad del agua ha empeorado de forma importante desde 1990, sobre todo por el uso de fertilizantes y por la presencia de desechos.

En ese contexto, el agua dulce es un importante sustento para la agricultura, que utiliza de media el 70% de los recursos; en el caso de los países pobres ese porcentaje asciende al 90%.

Por otra parte, la situación de los humedales es preocupante. Su papel es el de amortiguar los efectos del cambio climático, pero desde 1970 se han perdido el 40% de los mismos como consecuencia, entre otras cosas, de la explotación excesiva de los recursos hídricos.

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