Pérez de los Cobos niega cargas el 1-O, señala a Trapero y los Mossos y denuncia "murallas humanas" en los colegios

El coronel Diego Pérez de los Cobos.
El coronel Diego Pérez de los Cobos.
RTVE
El coronel Diego Pérez de los Cobos.

El coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos, coordinador del dispositivo policial durante la jornada del referéndum ilegal del 1-O, ha acusado este martes a los Mossos d'Esquadra de aprovechar sus visitas a los colegios electorales los días previos a la convocatoria para informar de sus planes de actuación.

Así, en su declaración como testigo en el juicio del procés, ha explicado que los Mossos dieron a conocer a la población que si los centros estaban llenos o había presencia de menores y personas mayores no actuarían; de hecho, "toda la sociedad", ha dicho, tenía "dudas" sobre su actuación. Por otro lado, ha asegurado que aquel día las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad no realizaron "ninguna carga polícial", sino que intervinieron de forma "exquisita y proporcionada".

En su opinión, además, el dispositivo de los Mossos fue "insuficiente, inadecuado e ineficaz" y estaba "más encaminado a facilitar la realización del referéndum ilegal que a impedir su cumplimiento". Cree que actuaron con "pasividad absoluta", incluidos los 233 centros en los que habían pedido apoyo. En algunos más -10 u 11-, ha dicho, "intentaron obstruir físicamente la actuación" de la Policía o Guardia Civil llegando a provocar situaciones "delicadas".

"Murallas humanas" en los colegios

Ha explicado que "no hubo ninguna intervención contra votantes", sino que solo se actuó contra aquellas personas que trataban de impedir el acceso a los locales para impedir el mandato judicial pero siempre con un "uso exquisito de la proporcionalidad".

Y ello, ha dicho, pese a que a "hubo casos en los que la situación de violencia fue muy grave", como aquellas "imágenes de un guardia civil en el suelo recibiendo una patada en la cabeza" y otras "situaciones de mucha gravedad que por suerte no terminaron con consecuencias más graves" porque, en parte, los agentes "decidieron abortar para evitar males mayores".

El coronel ha descrito el "grado de virulencia" con el que se encontraron a primera hora de la mañana "en la mayoría de los colegios" con "grupos perfectamente organizados y jerarquizados" que mediante el "ejercicio de la fuerza física" trataban de impedir el acceso de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.

"Había quien repartía instrucciones y quien ejecutaba, vimos gente encapuchada y gente alertar de la proximidad de los agentes" para preparar, ha señalado, "esas murallas humanas" dispuestas a actuar "con la mayor contundencia posible", hasta el punto de colocar "a niños y personas mayores como la vanguardia de esos parapetos".

"Dífícil relación con Trapero"

De los Cobos ha detallado la "difícil relación" que tuvo con el mayor Josep Lluis Trapero, que no reconocía su autoridad y que pidió su salida al considerarle una "injerencia" del Estado. Al respecto, ha explicado que desde el primer momento Trapero "siempre mostró su disconformidad" con su nombramiento, hasta el punto de que no reconoció en su persona "ninguna potestad para darle instrucciones".

Insistía, ha dicho, en que la policía autonómica no necesitaba de ningún tipo de apoyo, pues los Mossos eran suficientes para el 1-O, en línea con lo manifestado con el entonces conseller de Interior, Joaquim Forn, con "quien compartía su opinión". Un ejemplo de ese distanciamiento es que el mayor ya no se presentó a las siguientes reuniones al mandar a su número 2 Ferrán López - con quien "no existía la tensión como con Trapero"- pese a las instrucciones del fiscal.

Trapero acabó escenificando ese rechazo, ha añadido, solicitando por escrito que se revocara su designación alegando los mismos argumentos que Forn expuso en su carta al ministro del Interior Juan Ignacio Zoido el 22 de septiembre por "ser una injerencia" e "invadir la competencia de los Mossos".

El mayor tampoco veía posible, ha dicho el coronel, "evitar la votación en la calle" y pidió que se delimitara el alcance de lo que podía considerarse o no referéndum. "A ver si va a haber cuatro individuos votando en una caja de zapatos y vamos a tener que impedirlo", dijo.

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