Tanta Europa
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María Andrés: "En las conferencias sobre igualdad también tiene que haber hombres"

María Andrés, Directora de la Oficina del Parlamento Europeo en España ante la sede en Madrid de la institución.
María Andrés, Directora de la Oficina del Parlamento Europeo en España ante la sede en Madrid de la institución.
ELENA BUENAVISTA
María Andrés, Directora de la Oficina del Parlamento Europeo en España ante la sede en Madrid de la institución.

María Andrés (La Rioja, 1977) es la directora de la Oficina del Parlamento Europeo en España desde 2016, un cargo que compagina con ser madre de tres hijas pequeñas. Los nombres de sus cuentas en redes sociales son toda una declaración de intenciones, en Twitter es @MariaenEuropa y en Instagram @conciliacomopuedas.

No extraña por tanto que esta periodista y funcionaria europea desde 2003 haya impulsado la iniciativa #dóndeestánellas que quiere visibilizar a las mujeres y promover la igualdad en debates y conferencias. Un empeño que está en su segundo año y ya ha radiografiado que el 39,82% de los ponentes que participaron en los más de 500 debates organizados por las entidades firmantes, entre las que se encuentra 20minutos, fueron mujeres.

¿Qué es lo que hace la directora del PE en España?

Tener un equipo pequeño pero maravilloso con el que intenta acercar al ciudadano todo lo que ocurre en el Parlamento Europeo. Básicamente son labores de comunicación, organización de eventos públicos y negociación a veces con entidades u organizaciones que puedan estar interesadas en lo que está ocurriendo allí cuando se debaten temas que les afectan. También poner en conocimiento de los eurodiputados cuáles son los intereses de estas entidades españoles y traerlos a España para que expliquen lo que están haciendo. Es un trabajo interesante porque después de tantos años en Bruselas, dónde todo el mundo sabe lo que es el PE y los corresponsales te llaman con preguntas muy técnicas, llegas aquí y te das cuenta de que la gente no conoce para nada las instituciones y no es tan fácil acercar lo que se está haciendo, que en ocasiones es muy complejo.

¿Cómo surgió la iniciativa #dóndeestánellas?

De la manera más espontánea, hablando con el equipo de cómo poner nuestro granito de arena en la lucha por la igualdad. En lugar de organizar la enésima conferencia sobre derechos de la mujer y no volvernos a acordar hasta el próximo 8 de marzo, nos dijimos que si nosotros lo que hacemos es eventos públicos y nos preguntamos tantas veces cuando organizamos conferencias, ¿pero dónde están ellas?, ¿cómo puede ser que nos cueste tanto encontrar referentes femeninos de tema como energía, industria o seguridad y defensa?, pues había que luchar por dar voz a esas expertas. Estamos convencidos de que talento femenino en España no falta, solo hay que esforzarse un poco en buscarlo.

¿Cuál es la principal conclusión tras un año recabando datos?

La realidad es que hay una falta total de conocimiento sobre la representatividad que tienen las mujeres en los debates públicos y conferencias en España. Hay iniciativas puntuales, pequeñas, pero no hay cifras que nos hagan saber cómo está ese tema. En Bruselas pasa lo mismo. Vimos una iniciativa de 2017 en la que analizaban un montón de eventos y llegaban a la conclusión de que el 33% de los participantes durante esos dos meses fueron mujeres. Ante la falta de datos que había, nuestro primer compromiso con todos los firmantes ha sido contabilizar cuantas mujeres participan en nuestros eventos. Sin imponer cuotas, porque yo no estoy a favor de una cuota obligatoria que reduzca el ejercicio a un "si no eres mujer, no participas", ni del cliché de la mujer florero, que está ahí por ser mujer y no por su talento. Nuestro ejercicio es visibilizar el talento femenino y conseguir al final del año una cifra. Esa primera cifra ha sido el 39%. Aparentemente es un fracaso, "esta cifra es horrible" me decían, pero yo digo que es mejor que cualquier otra que vayamos a encontrar en España porque seguramente no tendrán la sensibilidad que tenemos nosotros. Y a mí esta cifra me da mucha energía y muchas alas para seguir luchando. Vamos a continuar otro año más, cada vez con más organizaciones, porque es un esfuerzo honesto por hacer una fotografía de la realidad y comprometernos a mejorarla un poquito cada año.

¿Esta iniciativa está abierta a que otras entidades se sumen?

Claro que sí. Cualquier institución pública, ONG, universidad, think-tank, empresa o fundación que organice un acto público en el que participen expertos puede venir. Nos interesa sumar. Hemos hecho muy poquita promoción porque ha sido una cosa tan espontánea que la gente que conocemos se lo comentamos y se va adhiriendo.

¿Planean expandirla a otros países?

Cuando nos dieron el premio Simone Veil hubo otras oficinas del Parlamento Europeo que se nos acercaron diciendo "oye, qué interesante". Pero es verdad que todavía no lo han puesto en marcha, aunque yo diría que para el 2020 habremos podido movilizar a otros países. Ojalá.

En esas oficinas exteriores del PE, ¿cuántas mujeres hay ocupando su mismo cargo?

Somos minoría, en torno al 30%. Hay una mayoría de hombres y yo sí que creo que no contar con las mujeres en puestos de responsabilidad es un grave error porque las mujeres a veces tenemos una percepción diferente de la actualidad política o de cómo resolver o gestionar ciertos temas o conflictos. No tener a las mujeres en torno a una mesa, sobre todo cuando es algo importante, es no tener al 50% de la sociedad con sus visiones y puntos de vista representados.

¿Es optimista? ¿Vamos a mejor?

Yo creo que estamos avanzando. Estoy muy contenta de ver que en España desde el pasado 8 de marzo parece que hay una ola de igualdad que está cogiendo fuerza y que no ha desaparecido, sino todo lo contrario. El viento silba a nuestro favor y hay que aprovecharlo para hacer cosas concretas que puedan servir, como #Dóndeestánellas. A mí hay una cosa que me gusta mucho de esta iniciativa y que no preveíamos para nada, nos estamos dando cuenta de que más allá de conseguir visibilizar a las mujeres en eventos públicos, que es nuestro primer objetivo, hay otro que estamos consiguiendo y que es mucho más profundo: sensibilizar muchísimo a las personas que trabajan dentro de las instituciones que se han sumado. Esa sensibilización es un arma muy poderosa. Si estás dando referentes femeninos, que es lo que le falta la gente joven, y estás  sensibilizando a los que ya están ahí tomando decisiones, pues es una medida útil, que es a lo que aspirábamos. Estamos muy contentos.

Habla de referentes, ¿usted se considera uno de esos referentes?

No. (risas) Es verdad que tengo un puesto de responsabilidad y el privilegio de poder conciliar, pero soy una más y sudo la camiseta todos los días como todas las madres que estamos trabajando. El tema de la conciliación es una batalla muy personal mía, no sé si soy referente en eso o no. En cualquier caso es importante que las niñas de hoy cuando miran a su alrededor encuentren modelos en los que reflejarse. Se habla mucho del techo de cristal que hace que las mujeres no consigan pasar al consejo de administración, que no logren subir de un determinado nivel, pero para mí hay otro techo mucho más potente que es la falta de referentes en la sociedad en determinados sectores, empleos o cargos. Hasta que no veamos a las mujeres ahí, las niñas de hoy no se van a  imaginar que pueden llegar.

Tiene tres hijas. ¿De verdad es posible el logro de conciliar, aún sudando la camiseta?

Te diría que conciliar es el arte de intentar llegar a todo para no acabar de llegar nunca a nada. ¿Consigo llevar a cabo mi trabajo y mis hijas están contentas? Sí. ¿Me he sacudido de encima el cargo de conciencia? No. Es una carga que llevamos todas las mujeres que con más o menos éxito conseguimos hacer las dos cosas. Sigo pensando que las mujeres necesitamos y tenemos derecho a esa oportunidad de trabajar y hacer cosas interesantes y faltar de casa. La corresponsabilidad es un tema clave, pero también hay mucho que trabajar dentro de nuestras cabecitas. El tema del cargo de conciencia por no estar en esa obra de teatro infantil es algo que no nos va a quitar nadie y que se sufre.

Pero no es una presión solo interna, el entorno también pregunta a la mujer directiva que viaja qué hace con sus hijos cuando se va.

Y al hombre jamás se lo preguntarían. Por eso es tan importante la herramienta de la sensibilización, porque hasta que no cambiemos como sociedad, sigue habiendo mucho micromachismo oculto. A mí me han llegado a decir en una empresa de selección, hace muchos años, que era la opción número uno pero no me cogían porque era joven y había mencionado, dado que me lo preguntaron, que iba a casarme en un futuro cercano y entendían que iba a faltar.

¿Sigue encontrándose con esos micromachismos?

Muchas veces, pero te contaré que con la gente mayor más a menudo que con la gente joven. Cuando vas a una reunión y todos tienen más de cincuenta años, son varones y tú eres la única mujer y además bastante más joven, notas que el trato es diferente. Hay una cierta condescendencia y una serie de galanterías hacia el físico que te hacen ver que te ven de manera distinta solo por ser mujer o por tener menos edad, y eso incomoda porque no sabes cómo cambiarlo y porque muchas veces notas que tampoco lo están haciendo adrede, no hay una mala intención, pero afecta a la relación que ellos tienen contigo. También estoy muy harta de cómo las mujeres nos juzgamos a nosotras mismas y que si una mujer va con tacones a una reunión se piensen "claro, está intentando impresionar". Nadie se plantea porqué un hombre va con corbata. Las mujeres estamos bajo escrutinio diario. Y eso es una carga también porque nos vemos juzgadas.

Me recuerda al hecho de que insultar apelando al aspecto físico afecta mucho más a las mujeres.

Es verdad. Estamos todas sometidas a ese estrés. Esa tiranía estética de que la mujer tiene que estar adecuada en cada momento es algo que nos tenemos que sacudir también un poco. No sé cómo lo vamos a conseguir, pero es verdad que es un elemento que cuenta para la mayor visibilidad de las mujeres en eventos públicos, en conferencias, en seminarios o en medios de comunicación. Tú habrás vivido que cuando llamas a un experto para una entrevista nunca se mira a ver cómo va vestido, pero la mujer se mira antes de decir "vale, hoy puedo". Eso me ha pasado a mí esta mañana.

María Andrés, Directora de la Oficina del Parlamento Europeo en España en su despacho.
María Andrés, Directora de la Oficina del Parlamento Europeo en España en su despacho.

María Andrés en su despacho. (ELENA BUENAVISTA)

Las instituciones europeas son conscientes de lo necesario que es luchar por la igualdad, ¿qué han conseguido ya?

Hay muchas cosas en marcha. Visibilizar esa lucha por la igualdad es algo que han hecho de manera muy eficaz, hay una Comisión de Derechos de la Mujer que organiza  todo tipo de debates y llama la atención sobre este tema de manera constante. Hay una agencia que recaba datos sobre igualdad que también ha hecho mucha labor. Y luego está la legislación, el tratar de equiparar todas las leyes nacionales en temas como si se imponen cuotas o no en los consejos de administración de las empresas; cómo luchar contra la discriminación femenina en el lugar de trabajo; la protección a las víctimas de la violencia de género y el equiparar la condición de víctima en toda Europa, que ha sido uno de los grandes éxitos de la institución. Ahora se está trabajando mucho en el tema de la corresponsabilidad. Fracasó la idea de tener una baja maternal igual en toda la UE porque había países que decían "esto no va lo suficientemente lejos" y otros que decían "no, no, esto va demasiado", y ahora se ha cambiado el foco en la necesidad de repartir la responsabilidad. El Parlamento y el Consejo europeos han llegado a un acuerdo para la futura ley de paternidad que espero que se vote antes de las elecciones en la que el padre tiene derecho a cuatro meses de baja retribuidos, aunque solo dos son intransferibles, eso es verdad. El Parlamento quería cuatro intransferibles, pero mejor ese compromiso que ninguno.

La corresponsabilidad es muy importante y los hombres también sufren cuando quieren ejercerla.

Lo mismo que en el resto de eventos públicos queremos que haya mujeres para que esté representada toda la sociedad, en los eventos y reuniones sobre igualdad, también tiene que haber hombres. Es importantísimo que ellos se involucren porque si no ya podemos desgañitarnos en la calle, que no vamos a ganar nunca la batalla. Y los  hombres que rompen una lanza a favor de la igualdad son especialmente importantes porque es verdad que no se les mira bien muchas veces o se les juzga por intentar conciliar de manera equiparable a una mujer.

Llama la atención que en las redes sociales es muy accesible, muy cercana, ¿es un reflejo de cómo deberían ser las instituciones europeas?

Sí, deberíamos ser mucho más transparentes. Es verdad que cuesta. Bruselas es ese ente abstracto que está muy lejos, pero gracias a las redes sociales estamos intentando abrirnos a la ciudadanía. No siempre es fácil, pero desde luego desde esta oficina lo intentamos todos los días.

De todas formas España es europeísta, algo que siempre ha chocado con la baja participación en las elecciones. ¿Cómo se entiende esto?

Se entiende con un montón de razones yuxtapuestas, el problema es que no hay una respuesta sencilla a este problema. Sí,  España sigue siendo un país muy europeísta. Hasta el 75% de la gente cuando les preguntas dicen que pertenecer a Europa ha sido algo muy positivo para España. Y además entienden la importancia de luchar por soluciones europeas  en temas como la inmigración, el terrorismo o la lucha contra el cambio climático. Pero luego a la hora de las elecciones pinchan y tenemos una abstención importante que además ha ido aumentando en cada elección hasta detenerse en 2014, que hubo una tasa de participación del 43,8 en España. Andamos a la par con el resto de Europa. Lo que a mí me asusta es la abstención de la gente joven, de los que han nacido teniendo ya la movilidad, el pasaporte europeo, el euro... El tramo de edad de entre 18 y 24 años votó solo un 27%. Es desesperanzador. ¿Por qué? Por la desafección que hay en general hacia la política, por la falta de conocimiento y de educación en las escuelas sobre lo que significa ser europeo, los valores que comporta y para qué sirve Europa. Falta una asignatura sobre esto de manera alarmante. Y falta cada vez más la generación que te recuerda que tuvieron que luchar mucho para conseguir sus derechos.

Porque no se puede dar nada por sentado.

Dicen que cada generación necesita su revolución, yo espero que esta no necesite una para darse cuenta de lo importante que es pertenecer a la Unión Europea, pero sí que es verdad que hay muchas voces de alerta con el auge de la extrema derecha, de los populismos, de los antieuropeístas...  Hay que ir a votar, es súper importante porque influye en la vida cotidiana de la gente, pero porque si no votas tú, lo harán ellos que sí están movilizados. Es ese el problema, que los del discurso del odio, los que quieren salirse porque quieren renacionalizar todas las políticas, lo que intentan es entrar con fuerza en las instituciones para destruirlas desde dentro porque se han dado cuenta de que es mucho más eficaz.

Ya están dentro además.

Ahora en torno al 20% de los escaños en el Parlamento Europeo pueden considerarse eurófobos. Ellos sí que van a votar.

Son menos que las mujeres, que también son minoría en las instituciones europeas.

Son el 36%. Cada país tiene su ley electoral, con lo cual las listas de los partidos en algunos obliga a cuotas, a cremalleras o no. Depende de cada estado miembro. Pero a mí lo que me cuesta mucho es seguir encontrando a una mujer como cabeza de cartel. Fíjate en los famosos candidatos a los grupos políticos, de momento solo hay una mujer copresidenta que comparte cartel con un hombre en el grupo de Los Verdes.

¿Es un panorama que apunta mejores maneras para las próximas elecciones de mayo?

Con el corazón te digo que sí, con la razón  me cuesta dártela porque veo que está habiendo una involución en los temas de igualdad en muchos países de Europa. El Parlamento Europeo ha sacado una resolución reciente sobre este tema en el que se demuestra que  el auge de ciertos populismos y movimientos de extrema derecha va de la mano con esa llamada a recortar los derechos de la igualdad que hasta hace poco eran algo que no se discutía.

Cada reacción tiene su contrareacción.

Exacto. Así que por un lado tenemos esa ola de feminismo estupenda en España y por otra tenemos un movimiento péndulo en otros países de Europa que nos asusta un poco.

¿España en qué posición estaría dentro de Europa en términos de igualdad?

Hay muchos mitos. Yo diría que España es un país bastante feminista, dónde está habiendo un cambio en la opinión pública muy a favor de salir a la calle y manifestar el feminismo de la sociedad de manera muy clara. Es verdad que tal vez en los países del norte ese movimiento ya existió hace bastantes años, pero no significa que no tengan problemas con la igualdad. Las estadísticas demuestran que en países como Suecia hay más violencia machista que en países como España. La ley de lucha contra la violencia de género que se adoptó en el Parlamento Europeo es un modelo calcado de cómo se gestionó en el sistema legal español. Yo creo que sí que hemos hecho muchas cosas bien en materia de igualdad en España, tenemos que estar contentos. Pero lo que más cuesta es cambiar la percepción y ese poso de conservadurismo, de micromachismos que hay en la sociedad y que solo un cambio generacional quizás vaya a traer.

¿Hay que esperar a nuestras hijas entonces?

Hay que esperar, pero dándoles los referentes para que sean de verdad ese cambio que esperamos.

¿Puedo preguntarle si hizo huelga el pasado 8 de marzo?

No la hice. Como institución pública y parte de la administración somos tan prudentes con no manifestarnos políticamente a favor de nadie y había tanto ruido en torno a la participación de unos partidos sí y otros no, que quisimos abstenernos en general y no hicimos declaraciones. No sé si no fue un error. Nos dimos cuenta al final de que hay que estar por encima del que te juzguen de un partido o de otro y este año quiero apoyar y vamos a venir aquí, pero también vamos a ir a la manifestación.

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