Elísabet Benavent, ante la adaptación de Netflix: "A Valeria aún no he logrado ponerle cara"

La escritora Elísabet Benavent.
La escritora Elísabet Benavent.
PACO NAVARRO
La escritora Elísabet Benavent.

La de Valeria es una de las sagas literarias más vendidas de España y de los otros diez países donde se ha editado. La historia de Valeria, una joven que sueña con ser escritora y que cuenta con el apoyo de sus amigas en los vaivenes que el amor le trae, ha seducido a millones de personas.

Pero la saga que comenzó con En los zapatos de Valeria también ha logrado un idilio con Netflix, que próximamente adaptará a formato de serie de televisión estas cuatro novelas en las que Elísabet Benavent, también conocida como Betacoqueta, narra unas aventuras vitales que cualquiera puede haber pasado.

A la par que se conoce la noticia de la adaptación de la saga de Valeria, está a punto de publicarse la nueva novela de Elísabet Benavent, que ha vendido ya 1.200.000 ejemplares entre todas sus obras. Toda la verdad de mis mentiras (SUMA) es su nuevo libro y cuenta la aventura de cuatro jóvenes que se suben a una autocaravana para hacer un viaje con el que celebrar la despedida de soltera de su amiga Blanca. En el trayecto todos luchan por ocultar sus secretos.

¿Cómo ha surgido esta adaptación?

Surgió porque nos fue muy bien con las ventas y las chicas, y digo chicas porque mi público es mayoritariamente femenino, acogieron las novelas muy bien.

Valeria tuvo algunos novios audiovisuales pero finalmente hemos terminado cerrando este proyecto con Netflix y estamos muy ilusionados porque creemos que Netflix y Valeria hacen muy buena pareja.

¿Cómo es cuando te llama el 'señor Netflix'?

Pues muy emocionante, no te lo terminas de creer, porque todos los que siempre hemos soñado con hacer una adaptación audiovisual de algo que hayamos escrito soñamos que llame el señor Netflix a nuestra puerta. Te cuesta creerlo y estás un poco con el miedo de que no acabara de cuajar. No me quise ilusionar hasta que lo vi muy cerrado. Ahí me permití creérmelo.

Salió del despacho con el contrato como Gollum con el anillo, ¿no?

(Risas) Lo coges con ilusión y todo parece bonito y cada paso maravilloso y además de que es un gigante audiovisual, que sabes que lo van a hacer bien, el trato es exquisito.

¿Se ocupará de los guiones o de supervisar?

Prefiero dejar las cosas en manos de profesionales, porque no soy guionista. Ellos tienen un equipo muy preparado para hacer esa adaptación. Pero tampoco me desvinculo del proyecto porque quedo a su disposición un poco como consultora, para estar ligada al proyecto desde el principio hasta el final.

¿Le da miedo que Valeria sea ahora de otra gente?

Tengo total confianza en que Valeria va a crecer en lo audiovisual. No tengo ningún miedo, pero hay que hacer un ejercicio para asumir que Valeria ya no es solo suya. Aunque cada vez que publico en el papel un libro Valeria ya deja de ser un poco mía, porque pasa a ser de la imaginación de las lectoras. Así que cuando se va a adaptar tengo que plantearme que se tomarán licencias, que habrá cambios en algunas tramas y demás.

Y habrá más cambios, ¿no?

Sí y confío en que harán con Valeria lo adecuado, porque además hay que actualizarla un poco, porque se publicó hace cinco años y hace nueve que la escribí. Tengo mucha ilusión por ver cómo crece el proyecto.

¿Qué le pediría a la actriz que interprete a Valeria? ¿Ve a alguna actriz ya en ese papel?

No, porque a Valeria aún no he conseguido ponerle cara. Es una de las emociones que tengo: ver quién será. Pero no sólo a Valeria, tengo ganas de ver a Víctor, a Lola... porque tengo una imagen en mi cabeza, pero no se corresponde con ningún actor o actriz que conozca.

Y esos personajes serán de carne y hueso...

El sueño de cualquiera que escribe es ver a sus personajes interactuando de verdad, que han cobrado vida del todo, aunque siempre cobran vida cuando alguien los lee.

Ya nadie imaginaría a Harry Potter con otra cara que no sea la de Daniel Radcliffe y pasará lo mismo con Valeria. ¿Cómo le hace sentir eso?

Llevamos muchos años persiguiendo el sueño de que Valeria trascienda el papel y estoy en un punto en el que todo me parece emocionante. Es súper positivo que el personaje traspase el papel y la pantalla y que forme parte del imaginario común con la cara de una persona real.

¿Le veremos haciendo algún cameo en la serie?

¡Ojalá, me encantaría! Pero nada, poquita cosa, pasar por el fondo, que las cámaras y yo no nos llevamos bien.

¿Hasta qué punto Elisabet es Valeria y a la vez Betacoqueta? ¿Son una y trina?

Valeria es una de los personajes con los que más me he sentido identificada cuando lo estaba escribiendo. Es una chica que ha publicado su primer libro y que se enfrenta al bloqueo del escritor. Y yo entonces no había publicado aún y soñaba con hacerlo y Valeria era la Elisabet aspiracional, aunque no por la parte sentimental, porque yo tengo la suerte de no pasar por el mar emocional que ella pasa en los libros. A través de ella viví muchas cosas, imaginé cómo serían. Valeria fue preparándome para pelear por lo que yo quería, que era escribir.

¿Qué es lo que tiene Valeria que la hace apta para hacer una serie?

Yo creo que una de las cosas que Valeria puede ofrecer es naturalidad. Es una saga de libros que hablan de cosas que nos son cercanas a todos, de problemas laborales, de cosas de pareja, de no entenderse con la familia, de ir pillado a fin de mes, de que la persona a la que quieres no te hace caso... son cosas que están muy a pie de calle y que vivimos todos los días y ese punto de reconocernos en lo que están viviendo puede engancharnos. También tiene ese aspecto aspiracional, porque las chicas viven cosas que aunque son de la gran ciudad, a todos nos puede apetecer vivir a través de la gran pantalla.

La historia de Valeria se verá en 190 países... ¿hará que los libros también se vean catapultados?

No quiero plantearme ciertas expectativas, sino ir siguiendo la corriente por donde vengan las cosas. Entra bastante vértigo al pensar que gente de 190 países va a tener acceso a tu contenido. También genera mucha esperanza, porque ojalá podamos ver a Valeria traducida al inglés, por ejemplo.

Trabajó en una multinacional para dedicarse a escribir, ¿se puede vivir de la pluma en España?

Se puede vivir, pero tienen que darse muchos condicionantes y tener suerte también. Soy consciente de que todo lo que ha pasado conmigo ha sido en parte por la suerte, por estar en el momento adecuado en el lugar adecuado, pero también hay mucho trabajo, constancia, ilusión... se puede vivir de esto, pero es complicado.

El porcentaje del beneficio de un escritor sobre su obra es muy pequeño... ¿son mejores los derechos audiovisuales?

Uno tiene que ser consciente de que en el proceso de publicación participan muchas personas, editores, maquetistas, gente que hace la portada, comunicación, prensa... hay muchas personas implicadas con cada proyecto y los márgenes se tienen que dividir. Con lo audiovisual pasa lo mismo, uno no está solo en el proyecto.

Su próximo libro, La verdad de todas mis mentiras, está a punto de salir...

Sí, estamos a veinte días de que se publique. Es una de las novelas que más ilusión me ha hecho sacar a la luz porque tiene mucho de personal sin tenerlo, porque la idea nació de la despedida de soltera de una amiga que hicimos en una autocaravana.

¿Y dónde empieza la ficción en la novela?

La línea de la obra cuenta una despedida de soltera en una autocaravana, con seis amigos, pero en esa caravana cada amigo tiene un secreto que implica a alguien del grupo y que será complicado mantener durante una semana entera con todos metidos en un espacio pequeño.

¿Alguien de su entorno cercano se ha visto alguna vez reconocido en uno de sus libros?

Algunas personas me han llamado y me han dicho "oye, cuando Valeria dice esto, soy yo, ¿verdad?". Y a veces lo son y otras no.

Sus amigas estarán acostumbradas...

Mis amigas susurran mucho más ahora cuando estoy delante... (risas) les tengo dicho que cualquier cosa que me digan podrá ser utilizada en una novela. Y tengo la suerte de que la mayor parte de mis amigas, no sé por qué, no me lee (risas). Ahora en serio, siempre pido permiso si es una frase, una historia que están viviendo, una inquietud que tienen... No suelen tener problemas.

¿Qué significan para usted las redes sociales?

Son una ventana al mundo, que lo mismo sirven para informarse de lo que ha pasado en las últimas horas, que para relacionarte con tus amigos que para expresar algo que quieres compartir. Las redes sociales son el nuevo diario, ahí terminan todas nuestras inquietudes y sueños. Son también un canal precioso para relacionarse con las personas que te van a leer o que te han leído, te acerca a quien te lee y a sus realidades. Es inspirador.

¿Cómo lleva el fenómeno fan?

No me siento muy ídolo de fenómeno fan, sino más que esto es una familia de coquetas, por Betacoqueta. Nunca me he sentido famosa. Soy famosa en mi casa a la hora de comer y porque hago yo la comida. Yo considero que no tengo fans, sino que tengo lectoras. Me parece más bonito.

¿Y ejerce ese fenómeno?

Yo sí soy fan de muchas personas y de muchas cosas y me cuesta equipararme a eso.

Cuéntenos la historia de su pelo azul, por favor.

La historia es que mi madre nunca me dejó teñirme el pelo de colores cuando era jovencita. Y se quedó ahí la idea y años después dije "¿por qué no? Me voy a teñir las puntas". Y de las puntas pues terminé con todo el pelo de color y ahora ya es parte de mi y no me planteo cambiármelo.

¿Qué tres libros salvaría de un incendio en su casa?

Salvaría el ejemplar que me regaló mi hermana de Lolita de Nabokov, el del Señor de los Anillos, que me regalaron mis padres y probablemente el primer libro mío que tuve en las manos, por nostalgia personal.

¿Cómo es su rutina al escribir?

Tomo notas en cualquier lado, siempre llevo el cuaderno y el móvil siempre está lleno de notas. Las musas te tienen que encontrar trabajando, como decía Picasso. Yo me obligo a tener una mínima rutina, de sentarme a escribir unas ocho horas, además de lo que dedico a emails y redes sociales, que pueden ser otras tres o cuatro horas al día. Hay que tener una rutina para no volverse loca. Y cualquier trabajo implica disciplina y autoexigencia.

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