La fórmula electoral no permite resultados muy proporcionales

En el mundo existen variadísimas fórmulas electorales no sólo para dirimir quien gana unas elecciones (lo que no quiere decir gobernar) sino también para determinar cuantos puestos ocupará cada partido político en un parlamento. Teóricamente cada candidatura debería obtener un número de representantes acorde con el porcentaje de votos obtenido, pero eso es alejarse mucho de la realidad que existe en la mayoría de los países democráticos.

Por diferentes razones los votos pasan por filtros – las fórmulas – que aumentan o disminuyen el peso en escaños del sufragio obtenido por unos o por otros. Viniendo al sistema español, que distorsiona la relación voto/escaño pero menos que el francés o el británico, es un sistema de traducción de los votos en escaños que llamamos “proporcional corregido”.

Es decir, se usa una fórmula proporcional – la ley del matemático belga D’Hondt – pero la proporcionalidad directa entre votos y escaños está de hecho corregida, es decir que si yo obtengo el 10 % de los votos a escala estatal no quiere decir que obtenga el 10 % de los escaños. La causa es que éstos se reparten dentro de las circunscripciones y en la mayoría de ellas las posibilidades de un reparto proporcional son muy limitadas por su escaso tamaño en escaños.

Los que ganan y los que pierden

Podemos ver muy claramente la no equivalencia (en %) entre votos y escaños observando en la tabla los datos de las tres anteriores elecciones Generales (entre paréntesis los escaños obtenidos):

Los porcentajes de votos obtenidos comparados con el porcentaje de escaños ganados muestra, de forma obvia, que las dos primeras candidaturas siempre salen notablemente beneficiadas con nuestro sistema proporcional corregido. Tanto el PP como el PSOE obtienen más escaños que sus votos y entre ambos partidos sus escaños superan entre 8,5 y 9,3 puntos porcentuales los votos obtenidos; además, como se observa, es sobre todo el PP el que más rentabiliza en escaños sus votos.

A la inversa, IU que hasta ahora ha sido la tercera candidatura más votada en el computo general, acusa el efecto contrario: su relación proporcional entre escaños y votos ofrece siempre un balance negativo, es decir que los escaños que ha obtenido en el Congreso ha siempre acusadamente menores que su porcentaje de votos. Este problema ya hizo desaparecer al CDS, que en Generales 1993 no obtuvo ningún escaño a pesar de recibir 414 mil votos (con la mitad de votos Coalición Canaria obtuvo en esas elecciones 4 escaños).

Los partidos nacionalistas mantienen, si se suman sus votos y escaños, un equilibrio casi igualado, aunque ligeramente negativo, entre los votos que reciben y su cuota de representación en el Congreso. Pero por otro lado en comparación con IU sus beneficios son enormes: en 2004 los cinco partidos nacionalistas de la tabla sumaron el 9,1% de los votos y recibieron 30 escaños, mientras que IU+IC con el 5% sólo obtuvo 5 escaños. El factor territorial corrector – las circunscripciones – juega también en este caso, como veremos, a favor de los nacionalistas.Tabla de votos

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