El parlamento cubano comenzó hoy en La Habana a las 10.00 locales (16.00 en España) la sesión en la que nombrará al sucesor del líder Fidel Castro , que deja la presidencia tras 49 años y 55 días en el poder. Los 614 diputados, casi todos militantes o simpatizantes del Partido Comunista, votarán en las próximas horas por una lista única de candidatos al Consejo de Estado, cuyo presidente es la máxima autoridad del país.
Los diputados José Miguel Miyar Barruecos y Carlos Valenciaga han sido designados para recoger el voto del convaleciente líder cubano, Fidel Castro, y llevarlo a la sesión de la Asamblea Nacional en la que será elegido su sucesor y a la que no asiste por razones de salud.
La baraja de nombres de un posible sucesor se reduce, aunque el elenco de posibles candidatos es amplio. Así, el general Raúl Castro, de 76 años y presidente interino de Cuba, puede convertirse en el sucesor de su hermano, cuando el Parlamento cubano nombre un nuevo Consejo de Estado. Presidente provisional de Cuba desde que enfermó de Fidel, aparece en casi todas las barajas de candidatos a suceder en el mando supremo.Frente a quienes creen que Raúl será elegido,
Con funciones similares a las que en otro país recaerían en un primer ministro,
Otros dirigentes que suenan son Juan Almeida, de 81 años, considerado uno de los moderadores en caso de disensión en la cúpula histórica del Gobierno. Actualmente, ha actuado como vicepresidente de Raúl Castro. Otro de los funcionarios que han cobrado fuerza es Esteban Lazo, de 64 años, vicepresidente del Consejo de Estado.
Al ocupar el cargo de Ministro de Comunicaciones, Ramiro Valdéz, de 75 años, se perfila como un sucesor idóneo al gozar, además, de gran poder. Sin embargo, posiblemente se mantenga en la sombra.
Nadie pudo con él
Ni Estados Unidos, su principal obsesión, ni sus enemigos internos, ni siquiera la caída del bloque soviético hace casi tres décadas, pudieron apartarle del poder durante más de 47 años. Arropado por un eficaz aparato de seguridad, tejió una red de organizaciones de masas para vertebrar la sociedad cubana y mantener su modelo durante décadas.
Algunas de sus fórmulas habían sido probadas en otros países comunistas, pero otras fueron inventos genuinamente cubanos, como los Comités de Defensa de la Revolución -los "ojos y oídos" del régimen-, creados en la década de 1960 para vigilar los movimientos de los ciudadanos en cada vecindario.
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