Boris Izaguirre: "Encontrar el vestido perfecto es un punto G"

  • Experto en estilo y protocolo, Boris Izaguirre ha sido el compañero ideal de las novias de '¡Sí, quiero ese vestido!', el formato revelación de DKISS.
El presentador Boris Izaguirre, en el plató del formato.
El presentador Boris Izaguirre, en el plató del formato.
DKISS
El presentador Boris Izaguirre, en el plató del formato.

El presentador Venezolano se ha dado al placer de rodearse de mujeres en ¡Sí, quiero ese vestido!, un programa de DKISS que acompaña a mujeres que buscan su vestido de novia ideal con el apoyo y la crítica de sus propias familias.

En paralelo a las emisiones diarias, Boris Izaguirre acompañará a la audiencia en Nochevieja (20.10 h a 00.00 h) con un maratón de las mejores entregas de ¡Sí, quiero ese vestido! El formato se ha convertido en el mejor estreno del año de DKISS, promediando en su estreno un 1,2% de share y sentando a 222.000 espectadores ante la tele.

¿Por qué el mundo de las bodas genera esta fascinación?

Porque es un espectáculo. La gente vive ahíta de espectáculo, nada les gusta más. Y una boda es un espectáculo que tienes garantizado en tu vida. Una boda puede además encerrar mil universos.

¿Son los 15 minutos de fama?

Por ejemplo. La gente pudiente anglosajona tiene el dicho de que tienes que salir en la prensa al menos tres veces en tu vida: el día que naces, el día que te casas y el día que mueres. Así que con la boda tienes esos 15 minutos garantizados.

¿La gente sigue vistiéndose de novia por inercia?

El vestido se ha convertido en una bandera, en una especie de lucha. Las mujeres han sabido hacer de algo atávico, que podía aprisionarlas, en una manera de expresarse. El vestido de novia es una forma de expresión, como muchas otras cosas de la moda.

Sigue habiendo una tendencia a vestirse de princesa...

Lo han convertido en parte de su guerra, es lo que he descubierto en este programa. Antes pensaba todo lo contrario. Mi madre se casó con un vestido de Dior que ella tenía, color tabaco, y embarazada de mí en un registro civil, en la parroquia de donde vivía en Venezuela, en Caracas. Mi mamá nunca habría entendido ésto, se habría sentido agredida. El momento que estamos viviendo le ha dado la vuelta a este tipo de traje y lo ha convertido en una declaración de principios.

Porque además no sólo existe el vestido de novia clásico, blanco y ya...

Hay cortes tradicionales de catálogo y luego está el 'tuneo' que tú le puedes hacer. Aquí hemos casado a una novia gótica con cresta y vestida de negro. Yo no quiero estar vestida de fiesta, mantenía, quería ir de novia, pero de negro.

¿Cualquier vestido es adecuado, incluso los más explícitos?

Tuvimos una novia rusa, que era todo extremidades y escote. Y cada vestido era más y más piel. Y eso es lícito. Una de las cosas más difíciles del programa fue ponerse en una posición crítica, porque detesto criticar atuendos, casas, recetas, comidas... es horrible la gente que critica una casa, por ejemplo, por más razones que haya. Y me chocaba tener una actitud crítica, porque todos eran grandes vestidos. Lo que buscábamos es el que te emociona, porque ese es tu vestido.

Le hemos visto también de defensor, porque los peores críticos eran sus seres queridos...

Eso da un poco muestra de cómo son los españoles, que son muy frontales. Mi mamá siempre lo decía. En Caracas se hace de otra forma, te encuentras con alguien y ella le hacía una retahíla de preguntas de cortesía y le llamaba la atención que alguien en España cogiera el teléfono y dijera sólo "diga". Me decía, ¿por qué están enfadados? Y yo le explicaba "no están enfadados, mamá, es que no pierden tiempo". Así que eso es chocante y a la vez muy hilarante. Ver a las madres criticando a sus hijas delante de extraños era algo que había que saber encajar.

¿Qué es lo que más le ha divertido de hacer este programa?

Oír a las mujeres, que es uno de mis placeres secretos. No hay nada que me guste más que una conversación coral entre mujeres. Son capaces de tener conversaciones que pasan por múltiples temas y que incluso tienen varios temas a la vez y esa construcción narrativa me fascina.

¿Es imprescindible el dinero para vestir bien?

No es importante comprar por comprar, es importante comprar lo mejor y muchas veces lo mejor es caro.

¿Por qué lloran cuando se ven vestidas de novia?

Porque es súper íntimo. Es como un punto G cuando encuentran el traje. Es la culminación de su historia.

Un amigo mío vino a mi boda en chándal...

Yo no lo haría... a mi me parece que cómo vas vestido a una boda muestra la importancia que le das a los que estás invitando. Aunque es probable que vaya sin corbata.

¿El protocolo debe pasar por encima de la propia forma de ser?

Por supuesto, el protocolo debe ser superior a ti, es lo mejor que existe y hay que plegarse a él, organiza todo. Es una consideración personal, pero es mejor estar en el orden que en el desorden, que ocupa mucho espacio, no es limpio ni claro y no te deja ver bien.

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