Ayer, el consejero de Educación, Tontxu Campos, rindió cuentas en el Parlamento vasco. Explicó que el problema fue por «la ausencia de paro» entre los docentes y «la falta de profesores titulados». El argumento puede quedar en entredicho, ya que el 13,1% de los diplomados en Magisterio en la UPV sufren paro, según datos de la Universidad.

Mismamente, en el curso 2005/06 (últimas cifras disponibles) se titularon en Magisterio en la UPV 1.069 personas.

Campos admitió que muchas de las 163 plazas vacantes quedaron sin suplir, ya que no eran puestos «atractivos». Son plazas de jornadas reducidas, de corta duración o escuelas alejadas. Ningún joven abandonaría un puesto de trabajo a cambio de un contrato por tres semanas.

No obstante, el consejero Campos aseguró que la situación no fue preocupante, pues el absentismo laboral en septiembre era del 3%, una cifra inferior a la de otros funcionarios públicos.

La receta: menos eventualidad

La falta de profesores al inicio de curso es algo que ocurre desde hace años. Hay listas de sustitutos, pero la burocracia es lenta y, encima, hay puestos que nadie quiere cubrir porque son muy precarios. La receta que dio ayer el consejero para solucionar esta situación no es nueva. Recordó que de aquí a 2011 se crearán 3.000 plazas fijas mediante oposiciones. Este curso, el 28% del profesorado de la red pública es eventual. También reiteró que permitirá a los centros contratar a sus propios docentes, para que las sustituciones sean más inmediatas. Esto ya lo dijo en septiembre, y aún no se ha puesto en práctica.