La última vez que María José Martín, de 28 años, encontró un empleo fue hace 6 años. Era jardinera. "Me gustaba mucho, pero tenía un contrato temporal", explica. Desde entonces ha hecho más de 70 entrevistas de trabajo.
No es que María José no esté capacitada para trabajar ni que esté buscando un puesto inaccesible: "Me he movido por todos lados: comercios, fábricas... y nada", afirma. Las únicas taras que le están cerrando las puertas laborales a María José son su obesidad, su alopecia y su exceso de vello facial.
Desarreglo hormonal
Desde los 20 años sufre un desarreglo hormonal severo por el que tiene que ir durante casi las 24 horas del día con una diadema gruesa en la cabeza para disimular la pérdida de cabello. "No me dan trabajo por mi aspecto físico", denuncia.
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"Es una chica trabajadora, dulce y educada. ¿Acaso esas cualidades no valen más que el mero aspecto físico?", se pregunta su novio.
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