El bote de mayonesa Kraft

Una de las conversaciones más típicas, casi de ascensor, es la evolución de los precios: hay que ver lo caro que está esto cuando hace nada valía tanto, qué barbaridad, adónde vamos a llegar, y variaciones sobre el mismo tema, como dicen los músicos.
Recuerdo esa recurrente charla cuando saboreaba la radio siendo becario en la COPE, años antes de la llegada del euro. Carlos Ruiz tenía un método infalible a modo de IPC personal. Medía el coste de la vida en función de cómo se cotizara el bote de mayonesa Kraft. Nació en Ermua (Vizcaya), estudió en Barcelona, pasó por Ciudad Real y está aquí desde las inundaciones de 1989. En todas partes se ha afanado en retener la cantidad que figura adherida a los envases de Kraft. Mis recuerdos se pierden en 1985, cuando paraba en La Luz antes de ir al colegio de entonces. Un donut me costaba tres duros y dos rubias: 17 pesetas. Málaga era barata. No sé cuánto valdrá la mayonesa ahora, pero resulta horrible enterarse de que alquilar un piso supera los 600 euros de media.
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