En el año 2000, justo dos años después de la muerte del fotógrafo catalán Xavier Miserachs (Barcelona, 1937-1998) un grupo de amigos y amantes de la fotografía se reunía en Palafrugell (Girona) para homenajearle de la mejor forma posible: con la celebración de la primera bienal de fotografía bautizada con su nombre.

Ya han pasado veinte años, y el próximo mes de agosto se pone en marcha la décima edición de esta cita. Miserachs fue, junto a Ricard Terré y Ramón Masats, uno de los grandes transformadores de fotografía documental en la década de los 60 y por esta razón, ésta es la temática principal de la bienal.

La cita se adelanta este año un mes y medio sobre las fechas habituales con el objetivo de las exposiciones se puedan disfrutar en temporada de verano. De esta manera, entre el 4 de agosto y el 14 de octubre se organizarán las 11 exposiciones que dan forma al programa así como distintas actividades abiertas a todo el mundo.

La bienal repasará este año el trabajo de fotógrafos internacionales y nacionales tan conocidos como Henri Cartier-Bresson (cofundador de la agencia Magnum) con una selección de reportajes, retratos y paisajes; Atín Aya, con la serie Paisanos que dedicó a las gentes de Andalucía; Samuel Aranda, con sus fotografías sobre las revoluciones árabes, la crisis de refugiados o la enfermedad del Ébola; Sandra Balsells, que durante años ha documentado la Semana Santa en Sicilia; Roberto Meloni, que ha realizado la cobertura de las batallas más importantes de la guerra contra el Estado Islámico; o los fotógrafos catalanes de principios del siglo XX Jaume Ferrer y Josep Esquirol.

Con motivo, además, del 20 aniversario de la muerte de MIserachs, la Bienal le rinde homenaje con una exposición inédita sobre el libro Costa Brava Show (editado por Kairós en 1966) con fotografías inéditas del que hoy se considera una pieza de coleccionismo.

La muestra incluye 24 copias únicas en blanco y negro y color, recuadradas siguiendo el formato original del libro. A esta serie dedicaría el artista ocho años de trabajo en los que recorrería la Costa Brava retratando con ironía y sentido del humor un fenómeno hoy todavía imparable: los primeros años del turismo en el país y su relación con las formas de vida tradicionales de aquella época.