El juez asegura que el relato de la víctima es válido porque no había ninguna relación directa entre la mujer y los agresores que pudiese derivar en alguna denuncia por “resentimiento o enemistad”, al mismo tiempo que el magistrado también destaca la “claridad y coherencia” del relato de los hechos en el momento de la denuncia, a lo largo de la investigación y también del juicio.

La sentencia recoge cómo en la madrugada del martes al miércoles del Carnaval de 2017, la víctima estaba en la plaza de la Vila de Vilanova y se separó del grupo de amigos alrededor de las 4.30 horas para ir a orinar. La mujer fue detrás de una grada instalada en la plaza, cerca de unos porches, cuando, según la sentencia, un chico la cogió por el cuello y le comenzó a dar besos en la boca, momento en el que aparecieron dos chicos más que también la agredieron sexualmente.

El magistrado relata que los tres jóvenes la desnudaron a la fuerza, y asegura que actuaban los tres de forma similar, agrediéndola “por turnos” mientras ella no se podía mover, tanto por la actitud de los agresores como por el estado de “shock” en el que se encontraba.

Al mismo tiempo, el juez apunta a que uno de los jóvenes hizo broma sobre la resistencia de la chica y explica que, a pesar de que le quitaron la ropa interior, no le tocaron los genitales porque los tres se fueron de forma “súbita”. Probablemente porque se acercaba alguien al lugar de los hechos, señala la sentencia.

Durante el juicio la víctima relató que los hechos duraron unos “cuatro o cinco minutos” que se le hicieron “interminables” y negó que ella se hubiera acercado a los chicos de forma voluntaria. “No hubo interacción. Ni ningún intento de pararse entre ellos”, señala el magistrado en la sentencia.

Tras los hechos, la joven se reencontró con el grupo de amigos, a los que les relató lo que le había sucedido, mientras estos la tranquilizaron y acompañaron a casa. Fue al día siguiente cuando denunció los hechos a la policía, tanto por la agresión sexual como por las diversas lesiones que le causaron, a la vez que aseguró que no conocía de nada a los agresorees.

Finalmentee, la sentencia constata que la víctima está recibiendo tratamiento psicológico, ya que los hechos le han afectado en la vida diaria, provocándole “miedo y angustia cuando, a determinadas horas, se cruza por la calle con personas de características físicas similares a la de los jóvenes”.