Bush viaja a Oriente Próximo como 'persona non grata' para los palestinos

  • En 9 días visitará siete países de la zona.
  • La cuestión iraní marcará gran parte de la agenda.
  • Las negociaciones de paz para Palestina es el otro gran asunto.
Justo al final de su mandato es cuando George W. Bush ha decidido realizar
su viaje más largo por Oriente Próximo. Y no serán celebraciones de bienvenida las que se encuentre el presidente norteamericano.
La visita no servirá al pueblo palestino ni a sus derechos
La primera reacción seria a su visita se ha producido en Palestina, donde
Hamás, la Yihad Islámica e incluso
Al Fatah han creado un "frente del rechazo" que
ha declarado 'persona non grata' a Bush. Mahmud az-Zahar, ex ministro de Asuntos Exteriores, ha señalado que "la visita no servirá al pueblo palestino ni a sus derechos" y ha mostrado su desconfianza en la "pérdida de tiempo" que suponen

El presidente norteamericano
llega este miércoles a Jerusalén, ciudad sitiada por los 10.000 policías que se encargarán de su seguridad. En la capital israelí comenzará una gira de 9 días que le llevará también a Kuwait, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Egipto y la ciudad cisjordana de Ramala, donde
se reunirá con el presidente palestino Mahmud Abás el próximo jueves. Aún se mantienen en duda las posibles visitas a Irak y Líbano.
El asunto iraní

El asunto principal en la agenda del mandatario norteamericano es Irán y
la contención de sus "ambiciones agresivas".
El incidente, sin mayores consecuencias, del pasado fin de semana entre tres barcos de guerra de EE UU y varias embarcaciones iraníes no ha hecho sino incrementar la tensión entre ambos países.

La Casa Blanca quiere crear
un frente común en la región para aislar a Irán por sus actividades nucleares, su presunto apoyo a milicias chiíes en Irak y los "exabruptos" de su presidente, Mahmud Amadineyad.

Pero frente a sus pretensiones está la confusión que se ha generado en la zona después del
informe de las agencias de inteligencia estadounideneses que señaló que
Irán había detenido su programa de armamento nuclear en 2003. El documento contradecía
el belicoso discurso de Bush y las aspiraciones de los países chíies de la Península Arábiga que quieren poner freno a sus vecinos suníes de Teherán.

Y para completar el cuadro no podía faltar el ya constante discurso terrorista de Al Qaeda, que
ha instado a sus seguidores a atentar contra Bush. El presidente norteamericano tiene por delante 48 horas de intensa diplomacia tras un enorme muro de seguridad.
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